La vicepresidenta del Bundestag alemán Claudia Roth y miembro de la Comisión de Asuntos Exteriores Cem Özdemir emitieron una declaración conjunta con motivo del 105 aniversario del Genocidio Armenio.
Los diputados alemanes Claudia Roth y Cem Özdemir piden que el tema del Genocidio Armenio cometido en el Imperio Otomano se incluya en programas educativos.
EREVÁN, 28 de abril. SoyArmenio - La vicepresidenta del Bundestag alemán Claudia Roth y miembro de la Comisión de Asuntos Exteriores Cem Özdemir emitieron una declaración conjunta con motivo del 105 aniversario del Genocidio Armenio.
La declaración conjunta publicada en gruene-bundestag señala que el 24 de abril es un día especial en los recuerdos de Armenia, Alemania, Turquía y la comunidad internacional.
La participación de Alemania en la logística del genocidio Armenio por los turcos en el Imperio otomano fue muye bien documentada por el periodista alemán Jurgen Gottschlich en su libro "Cómplice de Genocidio: el papel de Alemania en el genocidio armenio" (en alemán) y en el informe de Wolfgang Landgraeber en Global Net - Stop the Arms Trade (GN-STAT) sobre cómo Alemania equipó a las fuerzas otomanas con armas para los diversos genocidios entre 1895-1916.
"Conmemoramos la memoria de las víctimas del genocidio contra los armenios y otras minorías cristianas en el Imperio Otomano y nos inclinamos particularmente ante aquellos que demostraron humanismo y pudieron salvar numerosas vidas.
El Bundestag alemán registró en una resolución adoptada casi por unanimidad que el genocidio contra los armenios es parte de la historia de Turquía y, en cierta medida, de Alemania. Como aliados del Imperio Otomano de ayer, tuvimos que reconocer ese genocidio", se lee en el comunicado.
Claudia Roth y Cem Özdemir exigen a las autoridades federales que, de acuerdo con la resolución adoptada por el Bundestag, el tema del Genocidio Armenio cometido en el Imperio Otomano se incluya en los programas educativos alemanes y sea llevado a las aulas.
“Por nuestra experiencia alemana sabemos lo difícil que es enfrentar las páginas oscuras de la historia, pero también sabemos cuán curativa puede ser esa confrontación. Apreciamos mucho los valientes pasos de la sociedad civil de Turquía destinados a enfrentar su historia a través de enfoques democráticos, científicos y académicos ”, se lee en el comunicado.
El genocidio armenio
También llamado Mec Yełeṙn o "Gran Crimen", fue la deportación forzosa y exterminio de aproximadamente un millón y medio de personas por el gobierno de los Jóvenes Turcos en el Imperio otomano, desde 1915 hasta 1923.
Se caracterizó por su brutalidad en las masacres y la utilización de marchas forzadas con las deportaciones en condiciones extremas, que generalmente llevaba a la muerte a muchos de los deportados.
Otros grupos étnicos también fueron masacrados por el Imperio otomano durante este período, entre ellos los asirios, los griegos pónticos y los serbios.
La fecha del comienzo del genocidio se conmemora el 24 de abril de 1915, el día en que las autoridades otomanas detuvieron a 235 miembros de la comunidad de armenios en Estambul; en los días siguientes, la cifra de detenidos ascendió a 600. Posteriormente, una orden del gobierno central estipuló la deportación de toda la población armenia, sin posibilidad de cargar los medios para la subsistencia, y su marcha forzada por cientos de kilómetros, atravesando zonas desérticas, en las que la mayor parte de los deportados pereció víctima del hambre, la sed y las privaciones, a la vez que los sobrevivientes eran robados y violados por los gendarmes que debían protegerlos, a menudo en combinación con bandas de asesinos y bandoleros.
Aunque la República de Turquía, sucesora del Imperio otomano, no niega que las masacres de civiles armenios ocurrieron, no admite que se trató de un genocidio, arguyendo que las muertes no fueron el resultado de un plan de exterminio masivo, sistemático y premeditado dispuesto por el Estado otomano, sino que se debieron a las luchas interétnicas, las enfermedades y el hambre durante el confuso periodo de la Primera Guerra Mundial.
A pesar de esta tesis, casi todos los estudiosos —incluso algunos turcos— opinan que los hechos encajan en la definición actual de genocidio.
Se lo considera por lo general el primer genocidio moderno; de hecho, es el segundo caso de genocidio más estudiado, después del Holocausto.
El primero en reconocer el genocidio de los armenios en el Imperio Otomano fue Uruguay en 1965, posteriormente le siguieron Rusia, Francia, Italia, Alemania, Holanda, Bélgica, Polonia, Lituania, Eslovaquia, Suecia, Suiza, Grecia, Chipre, Líbano, Canadá, Venezuela, Argentina y casi todos los estados de EEUU, además del Vaticano, el Parlamento Europeo y el Consejo Mundial de Iglesias.
Se caracterizó por su brutalidad en las masacres y la utilización de marchas forzadas con las deportaciones en condiciones extremas, que generalmente llevaba a la muerte a muchos de los deportados.
Otros grupos étnicos también fueron masacrados por el Imperio otomano durante este período, entre ellos los asirios, los griegos pónticos y los serbios.
La fecha del comienzo del genocidio se conmemora el 24 de abril de 1915, el día en que las autoridades otomanas detuvieron a 235 miembros de la comunidad de armenios en Estambul; en los días siguientes, la cifra de detenidos ascendió a 600. Posteriormente, una orden del gobierno central estipuló la deportación de toda la población armenia, sin posibilidad de cargar los medios para la subsistencia, y su marcha forzada por cientos de kilómetros, atravesando zonas desérticas, en las que la mayor parte de los deportados pereció víctima del hambre, la sed y las privaciones, a la vez que los sobrevivientes eran robados y violados por los gendarmes que debían protegerlos, a menudo en combinación con bandas de asesinos y bandoleros.
Aunque la República de Turquía, sucesora del Imperio otomano, no niega que las masacres de civiles armenios ocurrieron, no admite que se trató de un genocidio, arguyendo que las muertes no fueron el resultado de un plan de exterminio masivo, sistemático y premeditado dispuesto por el Estado otomano, sino que se debieron a las luchas interétnicas, las enfermedades y el hambre durante el confuso periodo de la Primera Guerra Mundial.
A pesar de esta tesis, casi todos los estudiosos —incluso algunos turcos— opinan que los hechos encajan en la definición actual de genocidio.
Se lo considera por lo general el primer genocidio moderno; de hecho, es el segundo caso de genocidio más estudiado, después del Holocausto.
El primero en reconocer el genocidio de los armenios en el Imperio Otomano fue Uruguay en 1965, posteriormente le siguieron Rusia, Francia, Italia, Alemania, Holanda, Bélgica, Polonia, Lituania, Eslovaquia, Suecia, Suiza, Grecia, Chipre, Líbano, Canadá, Venezuela, Argentina y casi todos los estados de EEUU, además del Vaticano, el Parlamento Europeo y el Consejo Mundial de Iglesias.
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