La presentación de la monografía colectiva "Fundamentos metodológicos de las estructuras de compensación y pérdidas del pueblo armenio como resultado del genocidio" tuvo lugar esta semana en Ereván demostrando que Turquía expropió a armenios 30.000 kg. de oro.
Ereván (SoyArmenio) — La presentación de la monografía colectiva "Fundamentos metodológicos de las estructuras de compensación y pérdidas del pueblo armenio como resultado del genocidio" tuvo lugar esta semana en Ereván demostrando que Turquía expropió a armenios 30.000 kg. de oro.
Marukyan dijo que en un informe al Tribunal Permanente de los Pueblos, el experto Tigran Guyumjyan declaró que el el Banco Otomano expropió 30.000 kilogramos de oro de los depósitos de armenios en el Deutsche Bank y el Banco Británico.
También dijo que el científico Gevorg Bahjyan, sobre la base del memorándum presentado por las delegaciones armenias en la Conferencia de Paz de París en 1919, pudo calcular el daño total.
"Indicó que según las regulaciones de 1919 el daño ascendió a 19.100 millones de francos franceses. Bahdjian en su trabajo indica que, teniendo en cuenta la inflación del franco francés durante más de 100 años y teniendo en cuenta los intereses bancarios, concluye que para 2008, esta cifrasería de $ 9.970 mil millones", dijo Marukyan.
¿Por qué la figura no es definitiva?
"El memorándum preparado por nuestras delegaciones fue redactado dentro del mes. Naturalmente, durante un mes fue imposible recopilar todos los datos, indicadores, analizar claramente y presentar la cifra real", dijo el jefe del departamento.Señaló que en la monografía hay numerosos hechos que prueban que esta cantidad no es definitiva.
A la pregunta de si los propios autores intentaron revisar estas cifras, el experto respondió que los economistas deberían abordar este asunto, quienes deberían confiar en los hechos presentados en su análisis
"Lo que estaba en el memorándum se refería a la pérdida de la población armenia en seis vilayets en Armenia occidental. Nuestros líderes creyeron erróneamente que no hubo pogroms y expropiaciones fuera de Armenia occidental, lo que es fundamentalmente incorrecto. La deportación, el genocidio y la expropiación de bienes tuvo lugar en todo el territorio Imperio Otomano", dijo Marukyan.
Además, según él, solo se tuvieron en cuenta las pérdidas de las comunidades de la Iglesia Apostólica Armenia, mientras que no se estimaron las pérdidas de las comunidades de las iglesias evangélicas y católicas.
"Además, el memorándum se presentó en 1919 en un momento en que continuó el Genocidio Armenio. Las pérdidas financieras de los armenios que se produjeron durante la invasión turca del este de Armenia durante los pogromos de armenios en Bakú en septiembre de 1918 no se calculan. Sabemos que en 1921 los armenios de Cilican fueron sometidos a genocidio y sus propiedades fueron expropiadas", dijo el experto.
Marukyan dijo que dado todo esto, la cifra debería ser al menos un 20% más.
El genocidio armenio
También llamado Mec Yełeṙn o "Gran Crimen", fue la deportación forzosa y exterminio de aproximadamente un millón y medio de personas por el gobierno de los Jóvenes Turcos en el Imperio otomano, desde 1915 hasta 1923.
Se caracterizó por su brutalidad en las masacres y la utilización de marchas forzadas con las deportaciones en condiciones extremas, que generalmente llevaba a la muerte a muchos de los deportados.
Otros grupos étnicos también fueron masacrados por el Imperio otomano durante este período, entre ellos los asirios, los griegos pónticos y los serbios.
La fecha del comienzo del genocidio se conmemora el 24 de abril de 1915, el día en que las autoridades otomanas detuvieron a 235 miembros de la comunidad de armenios en Estambul; en los días siguientes, la cifra de detenidos ascendió a 600. Posteriormente, una orden del gobierno central estipuló la deportación de toda la población armenia, sin posibilidad de cargar los medios para la subsistencia, y su marcha forzada por cientos de kilómetros, atravesando zonas desérticas, en las que la mayor parte de los deportados pereció víctima del hambre, la sed y las privaciones, a la vez que los sobrevivientes eran robados y violados por los gendarmes que debían protegerlos, a menudo en combinación con bandas de asesinos y bandoleros.
Aunque la República de Turquía, sucesora del Imperio otomano, no niega que las masacres de civiles armenios ocurrieron, no admite que se trató de un genocidio, arguyendo que las muertes no fueron el resultado de un plan de exterminio masivo, sistemático y premeditado dispuesto por el Estado otomano, sino que se debieron a las luchas interétnicas, las enfermedades y el hambre durante el confuso periodo de la Primera Guerra Mundial.
A pesar de esta tesis, casi todos los estudiosos —incluso algunos turcos— opinan que los hechos encajan en la definición actual de genocidio.
Se lo considera por lo general el primer genocidio moderno; de hecho, es el segundo caso de genocidio más estudiado, después del Holocausto.
El primero en reconocer el genocidio de los armenios en el Imperio Otomano fue Uruguay en 1965, posteriormente le siguieron Rusia, Francia, Italia, Alemania, Holanda, Bélgica, Polonia, Lituania, Eslovaquia, Suecia, Suiza, Grecia, Chipre, Líbano, Canadá, Venezuela, Argentina y casi todos los estados de EEUU, además del Vaticano, el Parlamento Europeo y el Consejo Mundial de Iglesias.
Otros grupos étnicos también fueron masacrados por el Imperio otomano durante este período, entre ellos los asirios, los griegos pónticos y los serbios.
La fecha del comienzo del genocidio se conmemora el 24 de abril de 1915, el día en que las autoridades otomanas detuvieron a 235 miembros de la comunidad de armenios en Estambul; en los días siguientes, la cifra de detenidos ascendió a 600. Posteriormente, una orden del gobierno central estipuló la deportación de toda la población armenia, sin posibilidad de cargar los medios para la subsistencia, y su marcha forzada por cientos de kilómetros, atravesando zonas desérticas, en las que la mayor parte de los deportados pereció víctima del hambre, la sed y las privaciones, a la vez que los sobrevivientes eran robados y violados por los gendarmes que debían protegerlos, a menudo en combinación con bandas de asesinos y bandoleros.
Aunque la República de Turquía, sucesora del Imperio otomano, no niega que las masacres de civiles armenios ocurrieron, no admite que se trató de un genocidio, arguyendo que las muertes no fueron el resultado de un plan de exterminio masivo, sistemático y premeditado dispuesto por el Estado otomano, sino que se debieron a las luchas interétnicas, las enfermedades y el hambre durante el confuso periodo de la Primera Guerra Mundial.
A pesar de esta tesis, casi todos los estudiosos —incluso algunos turcos— opinan que los hechos encajan en la definición actual de genocidio.
Se lo considera por lo general el primer genocidio moderno; de hecho, es el segundo caso de genocidio más estudiado, después del Holocausto.
El primero en reconocer el genocidio de los armenios en el Imperio Otomano fue Uruguay en 1965, posteriormente le siguieron Rusia, Francia, Italia, Alemania, Holanda, Bélgica, Polonia, Lituania, Eslovaquia, Suecia, Suiza, Grecia, Chipre, Líbano, Canadá, Venezuela, Argentina y casi todos los estados de EEUU, además del Vaticano, el Parlamento Europeo y el Consejo Mundial de Iglesias.
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