En Azerbaiyán, hay una opinión popular de que la guerra en Karabaj necesita comenzar nuevamente. Y que el ejército es como una vaca india sagrada que no puede ser criticada.
En Azerbaiyán, hay una opinión popular de que la guerra en Karabaj necesita comenzar nuevamente. Y que el ejército es como una vaca india sagrada que no puede ser criticada.
Durante casi treinta años, los medios gubernamentales lideraron una agresiva campaña de propaganda militar. Y no solo los medios de comunicación: las escuelas, los institutos y los jardines de infancia implantan la misma idea: amar a la Patria significa estar preparado para morir en la guerra.
Las personas que piensan que la guerra no es la respuesta, generalmente se callan para no ser confrontados por la justa ira de la sociedad. En el Cáucaso, a menudo uno puede meterse en problemas por expresar la opinión "equivocada".
Recientemente, uno de los cazas MiG-29 de la Fuerza Aérea de Azerbaiyán se estrelló en el Mar Caspio. Según la investigación oficial, fue causada por una colisión con un pájaro. El piloto no sobrevivió. Los funcionarios expresaron sus condolencias a los familiares del piloto y se convirtió en uno de los temas más discutidos en las redes sociales en Azerbaiyán.
Un joven con varios miles de "amigos" de Facebook publicó que estaba cansado de ver fotos del piloto en todas partes: el hombre fue entrenado para matar personas y murió en la línea de trabajo, nada especial.
La publicación fue compartida cientos de veces por personas que exigían castigo para el "traidor". Algunos de los más persistentes estaban planeando encontrarlo y castigarlo ellos mismos. Escribieron insultos y amenazas en la sección de comentarios e incluso le enviaron mensajes personales.
“Pensé que quería expresar ideas humanistas, demostrar la falacia de todo lo relacionado con la propaganda militar. Tal vez parecía que estaba degradando la muerte de un hombre, pero mi objetivo era degradar la muerte de una manera que la despojara de su atractivo. Quería evitar que la gente matara y muriera por una causa u otra".
Y debajo de esa publicación había más de quinientos comentarios que decían cosas como: "Mataré a toda tu familia".
Hubo otro caso similar en 2010, cuando Mubariz Ibrahimov, quien recibió póstumamente el título de Héroe Nacional de Azerbaiyán, murió como resultado de un ataque armenio, según la historia pintada por las autoridades. Su muerte comenzó a engendrar mitos sobre su vida: dicen que estaba cansado de esperar ordenes y atacó voluntariamente las trincheras enemigas, sabiendo que moriría, llevándose tantos enemigos como fuera posible.
Su foto fue pegada en automóviles y autobuses, y utilizada como imágenes de perfiles sociales. En diciembre de 2018, una estudiante de psicología expresó dudas sobre sus "hazañas" en su página de Facebook. Ella escribió que los soldados que habían matado a Mubariz eran personas normales que también querían irse a casa, no tenían la culpa de la ocupación, que bien pudo haber sucedido incluso antes de que nacieran. Que al actuar sin una orden directa, Mubariz había cometido un delito y había puesto en peligro los intereses nacionales.
La gente se apresuró a escribirle en la sección de comentarios, lanzando insultos, amenazas, llamándola armenia (para muchos en Azerbaiyán esto es un insulto), exigiendo castigo, incluso había un video de personas pisoteando su foto. Un diputado sugirió demandarla, pero los tribunales se negaron a considerar la demanda. Los medios solo agregaron combustible al fuego. Con el tiempo, la agitación finalmente disminuyó y fue olvidada.
Piense que estas cosas ocurren no solo por propaganda y por el sentido distorsionado de patriotismo. También está el hecho de que la sociedad, amargada por un bajo nivel de vida y reprimida por el miedo a las autoridades, teme protestar. En lugar de atacar a los objetivos reales, su agresión se vuelve hacia los vulnerables, los disidentes, aquellos a los que uno no será nunca castigado por intimidación.
El sistema educativo azerbaiyano y todos los sistemas a través de los cuales el estado se comunica con la gente, enseñarán cualquier cosa menos pensamiento crítico, respeto por las opiniones de los demás o lealtad a puntos de vista alternativos.
La tendencia del patriotismo ostentoso se convirtió en un arma conveniente para nosotros, y es fácil dirigirla hacia una meta.
Y el conflicto militar es una excusa para empujar todos los demás problemas a un segundo plano y declarar a todos los que vacilan en su apoyo como traidores. ¡Estamos en una guerra!
Es poco probable que la retórica de las autoridades pronto se suavice. Uno solo puede esperar que la gente se despierte con sentido común y entienda que buscar represalias contra aquellos que "piensan mal" significa ilegalidad. Por lo menos, es inconcebible. Y esta anarquía puede caer sobre cualquiera, sobre todo en usted.
Publicado en JAM
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