En Turquía crece, día a día, el clima hostil contra las minorías religiosos. En un contexto regional pro islamista y anti judeo-cristiano,...
En Turquía crece, día a día, el clima hostil contra las minorías religiosos. En un contexto regional pro islamista y anti judeo-cristiano, tanto armenios como judíos son los blancos principales de los medios de comunicación, de imán del barrio y de la segregación ciudadana.
Basta con leer los discursos políticos modernos de Turquía o Azerbaiyán para entender que para los países de la región entiende que no hay un ataque religioso, sino una defensa contra los occidentales cristianos y judíos que bombardean o se inmiscuyen en la región.
De esa forma, enticen que aquel que no es musulmán es un invitado no deseado en la región, algo que no ha cambiado desde la instauración del imperio otomano de hace siglos.
Bajo este tópico, en la actualidad las mujeres tendrían la culpa de que sean hostigadas porque no usan velo; que los kurdos merecen ser de segunda clase porque no aceptan el statu quo de los turcos y que la comunidad gay no merece ser considerados musulmanes, porque si bien el Islam es una religión de amor, es también estrictamente homofóbica y machista en la práctica.
No es causal que desde que asumiera Erdogan, el actual presidente de Turquía, la religión está por encima de su política secular. Sus comentarios diarios allanan el camino para provocar y esparcir el odio a las masas, defendiendo la tesis que la culpa de la segregación es de la víctima y no del victimario.
Pero sólo desde hace un año se pasó de la virulencia discursiva estatal, como los mensajes contra Israel o Armenia, a uno más racial, como los que ahora apuntan contra el armenio o el judío que convive, a ese "enemigo íntimo" de educación y costumbres extrañas. Coincidentemente, comenzó a suceder con la asunción de Etyen Mahcupyan, un líder intelectual turco armenio, al cardo de asesor de gobierno.
Etyen Mahcupyan es un escritor y columnista muy conocido que, en octubre pasado, sorprendió a propios y extraños al sumarse como asesor del primer ministro Ahmet Davutoglu del ya islamista gobierno de Turquía.
Hace poco, este prominente intelectual decidió levantar los ideales del paria al acusar a las pequeñas minorías no musulmanas de Turquía de provocar sus propias persecuciones.
En una reciente entrevista con Hurriyet, Mahcupyan aseguró que los judíos "albergaban una alergia" contra los musulmanes, casi en la misma tónica cuando dijo que la diáspora armenia perseguía "su propia agenda" al pedir el reconocimiento del genocidio.
Es decir que para el intelectual turco armenio, ambas diásporas y minorías nacionales son confabuladores y no respetarían al patrón de casa, que es musulmán.
Ya este fantoche de armenio había intentado explicar en varios artículos que “hay otro lado de la historia”, un ideal secreto que une a ambas comunidades y que tiende a culpar a la víctima, no al victimario. “Entre las minorías no musulmanas de Turquía, entre los judíos y los armenios, hay una establecida opinión que humilla a los musulmanes”.
Pero también estima que la educación forma soberbios. “Ambos, judíos y armenios están mejor educados que los turcos musulmanes y más abiertos a Occidente. Y esto nos lleva a una sensación de complejo de superioridad”.
En resumen, el intelectual turco armenio turco, que paso a ser el asesor principal del primer ministro turco, defiende que los ataques diarios contra judíos, kurdos, griegos y armenios en Turquía, así como el asesinato al que llamó alguna vez su “amigo” Dink, ocurrieron porque las minorías "humillan" a los musulmanes por tener otra religión y costumbres y porque están mejor educados.
Todo un honor, a estas alturas.
Basta con leer los discursos políticos modernos de Turquía o Azerbaiyán para entender que para los países de la región entiende que no hay un ataque religioso, sino una defensa contra los occidentales cristianos y judíos que bombardean o se inmiscuyen en la región.
De esa forma, enticen que aquel que no es musulmán es un invitado no deseado en la región, algo que no ha cambiado desde la instauración del imperio otomano de hace siglos.
Bajo este tópico, en la actualidad las mujeres tendrían la culpa de que sean hostigadas porque no usan velo; que los kurdos merecen ser de segunda clase porque no aceptan el statu quo de los turcos y que la comunidad gay no merece ser considerados musulmanes, porque si bien el Islam es una religión de amor, es también estrictamente homofóbica y machista en la práctica.
No es causal que desde que asumiera Erdogan, el actual presidente de Turquía, la religión está por encima de su política secular. Sus comentarios diarios allanan el camino para provocar y esparcir el odio a las masas, defendiendo la tesis que la culpa de la segregación es de la víctima y no del victimario.
Pero sólo desde hace un año se pasó de la virulencia discursiva estatal, como los mensajes contra Israel o Armenia, a uno más racial, como los que ahora apuntan contra el armenio o el judío que convive, a ese "enemigo íntimo" de educación y costumbres extrañas. Coincidentemente, comenzó a suceder con la asunción de Etyen Mahcupyan, un líder intelectual turco armenio, al cardo de asesor de gobierno.
Etyen Mahcupyan es un escritor y columnista muy conocido que, en octubre pasado, sorprendió a propios y extraños al sumarse como asesor del primer ministro Ahmet Davutoglu del ya islamista gobierno de Turquía.
Hace poco, este prominente intelectual decidió levantar los ideales del paria al acusar a las pequeñas minorías no musulmanas de Turquía de provocar sus propias persecuciones.
En una reciente entrevista con Hurriyet, Mahcupyan aseguró que los judíos "albergaban una alergia" contra los musulmanes, casi en la misma tónica cuando dijo que la diáspora armenia perseguía "su propia agenda" al pedir el reconocimiento del genocidio.
Es decir que para el intelectual turco armenio, ambas diásporas y minorías nacionales son confabuladores y no respetarían al patrón de casa, que es musulmán.
Ya este fantoche de armenio había intentado explicar en varios artículos que “hay otro lado de la historia”, un ideal secreto que une a ambas comunidades y que tiende a culpar a la víctima, no al victimario. “Entre las minorías no musulmanas de Turquía, entre los judíos y los armenios, hay una establecida opinión que humilla a los musulmanes”.
Pero también estima que la educación forma soberbios. “Ambos, judíos y armenios están mejor educados que los turcos musulmanes y más abiertos a Occidente. Y esto nos lleva a una sensación de complejo de superioridad”.
En resumen, el intelectual turco armenio turco, que paso a ser el asesor principal del primer ministro turco, defiende que los ataques diarios contra judíos, kurdos, griegos y armenios en Turquía, así como el asesinato al que llamó alguna vez su “amigo” Dink, ocurrieron porque las minorías "humillan" a los musulmanes por tener otra religión y costumbres y porque están mejor educados.
Todo un honor, a estas alturas.
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