La pasada semana, el primer ministro turco Tayyip Erdogan sorprendió a propios y extraños cuando, en ocasión del 99 aniversario del geno...
Erdogan no pidió disculpas, no pronunció las palabras "genocidio" ni "masacre"; tampoco utilizó el término "Metz Yegherm" (el vocablo para nominar al holocausto armenio) que los presidentes de Estados Unidos emplean todos los 24 de abril para conmemorar el aniversario pero emitió las primeras muestras de congoja que un líder turco articula sobre el magnicidio armenio desde la fundación de Turquía. "Es con esperanza y creencia que deseamos que los armenios que perdieron la vida en el contexto de principios del siglo XX descansen en paz y transmitimos nuestras condolencias a sus nietos. Millones de personas de todas las religiones y grupos étnicos perdieron sus vidas en la Primera Guerra Mundial. Haber experimentado eventos que tuvieron consecuencias inhumanas, tales como la reubicación (sic), no debería impedir que los turcos y los armenios establezcan compasión y actitudes mutuamente humanas entre los unos hacia los otros", fueron sus palabras. A pesar de su tono conciliador, Erdogan reiteró la posición turca de que la muerte de millones de personas durante ese periodo, que incluyó también la masacre de las comunidades asiria y griega, debe ser recordada "sin ningún tipo de discriminación de la religión o etnia de las víctimas".
A las claras, el mensaje estuvo dirigido a la comunidad internacional ya que fue traducido a nueve idiomas -incluido el armenio y el ruso- antes de ser distribuido a la prensa, por lo cual las reacciones de los armenios y turcos de "línea dura" no tardaron en llegar. "Cada vez más aislado internacionalmente, Ankara (capital de Turquía) repite sus negaciones del genocidio", expresó el director del Comité Nacional Armenio de América Aram Hamparian. A su vez, el jefe de Gabinete de Armenia Vigen Sargsian agregó: "Turquía vuelve a usar la tesis de propaganda de siempre donde coloca a víctimas y victimarios en el mismo plano". Armenia ha instado a Turquía a reconocer la matanza de hasta 1,5 millones de armenios como genocidio. Turquía, que sitúa la cifra de muertos en 500.000, asegura que murieron a causa de los combates y el hambre, razón por la cual rechaza categóricamente el término. Sin embargo, la mayoría de los historiadores considera estos acontecimientos como un intento deliberado de exterminar a la población armenia cristiana, previo a la formación del Estado turco-musulmán.
Del lado vencedor también se oyeron las voces de disenso. "No hay nada que agregar sobre esta declaración. Es demasiado el tormento que la nación turca debe sufrir año a año", apuntó, enojado, el líder del partido Acción Nacionalista Devlet Bahleci. Por su parte, Estados Unidos aplaudió el mensaje de Erdogan a la vez que sostuvo: "Esperamos que sirva para avanzar en la causa de reconciliación entre turcos y armenios". Los Estados Unidos han sido uno de los mayores promotores mundiales del reconocimiento del genocidio armenio, el cual es cubierto extensivamente a través de los libros de su sistema educativo y aceptado por 43 estados del país norteamericano. Con todo, y a pesar de las intensas presiones del lobby armenio-americano representado por la Asamblea Armenia de América (AAA) y el Comité Nacional Armenio de América (ANCA), el Ejecutivo estadounidense se ha rehúsado a un reconocimiento explícito para no colisionar con los intereses turcos y las alianzas militares entre ambas naciones. Cabe recordar que, tanto la AAA como el ANCA forman parte de los tres lobbies étnicos más poderosos en el Congreso norteamericano, junto al israelí y el cubano.
Sin embargo, y a pocas horas de terminado el discurso, el primer ministro turco volvió a marcar la cancha: "La utilización de los acontecimientos de 1915 como excusa para la hostilidad contra Turquía y convertir este tema en una cuestión de conflictividad política es inadmisible; nuestras relaciones con Armenia no se normalizarán antes de llegar a una solución sobre Nagorno -Karabaj".
El intrincado conflicto por el enclave de Nagorno-Karabaj es otro de los obstáculos, aparentemente insuperables, de la disputa histórica entre ambas naciones. Aunque Turquía fue uno de los primeros países de la región en reconocer la independencia armenia de la Union Soviética en 1991, le cerró sus fronteras luego de la invasión de sus vecinos a la región Nagorno-Karabaj. El enclave, con predominio de población armenia, fue perdido por Azerbaiyán en 1994 ante las fuerzas militares de la República de Armenia. Un cese al fuego más que frágil existe hoy entre ambos; Azerbaiyán ha declarado que va a recuperar Nagorno-Karabaj mediante la fuerza si es necesario. El conflicto es extremadamente sensible para Turquía debido a los estrechos vínculos étnicos-religiosos que comparte con Azerbaiyán.
En 2009, Armenia y Turquía firmaron un protocolo que se comprometía al estudio de la cuestión del genocidio armenio, con el fin de normalizar las relaciones entre ambos países. Sin embargo, los ánimos azerbaiyanos se caldearon ante las insinuaciones de que el borde turco-armenio sería abierto como parte de ese "proceso de normalización" y enviaron a sus diputados para agitar los sentimientos nacionalistas turcos y presionar al gobierno de Erdogan. "Los bordes permanecerán cerrados hasta que esta situación cambie o hasta que coincidamos con nuestros hermanos azeríes en esto. No tomaremos ninguna medida hasta entonces", manifestó el primer ministro turco ante el parlamento de Azerbaiyán el 14 de mayo de 2009. De esta manera, en 2010, las negociaciones entre Turquía y Armenia nuevamente se estancaron y la frontera terrestre continúa sellada.
A pesar de las provocaciones de sus discursos y de la desconfianza histórica entre turcos y armenios, Tayyip Erdogan ha demostrado que sus políticas oficiales actuales son muchos menos rígidas que antaño; y que el punto al cual arribó luego de ofrecer condolencias a una comunidad que en el pasado él mismo había amenazado con deportar es un valiente paso del que ya no hay retorno.
Agencia Paco Urondo
Las colaboraciones firmadas expresan la opinión de sus autores y no reflejan necesariamente la del sitio web.La línea editorial de SoyArmenio se expresa exclusivamente a través de los textos firmados por su Director, Klaus Lange Hazarian.
COMMENTS