Armenia es un tema vivo en mi casa porque mi mujer es una cuarta parte armenia (por el lado de su abuela cuya familia emigró desde Tokat...
El entonces senador Barack Obama, durante su campaña presidencial en 2008, reconoció los acontecimientos de 1915 como un “genocidio” (hasta 1,5 millones personas murieron según Armenia), pero una vez elegido presidente dejó de usar la palabra para no molestar al Gobierno turco, y en 2013 adoptó la expresión “Medz Yeghern” (gran calamidad en armenio).
Para alguien que se ha ganado una reputación por ser muy intolerante con las críticas (basta hablar con casi cualquier periodista turco) y ha adquirido creciente fama por su estilo autoritario, el mensaje de Erdogan sorprende por su tono suave y conciliador. Ha ido más allá que cualquier otro líder turco en hacer las paces con Armenia, ofreciendo “condolencias a los descendientes”, pero no llegó a pedir disculpas, algo que exige la comunidad armenia dispersa por todo el mundo.
“Es indiscutible que los últimos años del Imperio Otomano fueron un periodo difícil, lleno de sufrimientos para millones de turcos, kurdos, árabes, armenios y demás ciudadanos otomanos, independientemente de su religión u origen étnico,” dijo Erdogan. “Una posición concienzuda, justa y humana requiere un entendimiento de todos los sufrimientos padecidos en ese periodo, sin discriminar respecto a religión o etnicidad. Naturalmente, ni establecer jerarquías de dolor ni comparar y contrastar sufrimientos conlleva significado alguno para los que han padecido ellos mismos este dolor. Como dice un proverbio turco, ’el fuego quema el sitio donde cae’ ”.
Ankara mantiene que entre 300.000 y 500.000 armenios, y al menos otros tantos turcos, murieron en el conflicto, agravado cuando los armenios tomaron las armas en el este de Anatolia para apoyar a las tropas rusas invasoras durante la Primera Guerra Mundial. Turquía es un estado musulmán y Armenia cristiano.
Hasta hace pocos años era un delito usar en público la palabra “genocidio” en referencia a Armenia. Orhan Pamuk, ganador del Premio Nobel deLiteratura en 2006, fue llevado a juicio en 2004 por “insultar y debilitar la identidad turca” (bajo el tristemente célebre artículo 301 del Código Penal que ha sido reformado pero no suficientemente) en una entrevista a un periódico suizo en la que pronunció la siguiente frase: “En Turquía mataron a un millón de armenios y a 30.000 kurdos. Nadie habla de ello y a mí me odian por hacerlo.”
Según Erdogan, “En Turquía, la libre expresión de opiniones y pensamientos diferentes acerca de los acontecimientos de 1915 es un requerimiento de la pluralidad de los puntos de vista, de la cultura democrática y de la modernidad.” Buenas palabras pero no acompañadas de hechos, como saben sobradamente los periodistas turcos, acostumbrados a la autocensura si no quieren correr el riesgo de perder su trabajo.
“Algunos pueden percibir este clima de libertad en Turquía como una oportunidad para expresar afirmaciones y alegaciones acusatorias, ofensivas e incluso provocadoras. Aun así, si esto permite entender mejor los hechos históricos con sus aspectos legales y transformar otra vez el resentimiento en amistad, es natural que se acepten con empatía y tolerancia opiniones divergentes y que se espere una actitud similar de todas las partes”.
¡Bienvenida la tolerancia y divergencia de opiniones, y que no se aplique solamente a la cuestión armenia!
n 2010 realizamos un sueño de irnos a Armenia, siendo mi mujer el primer miembro de su familia en visitar el país desde hace muchas generaciones. Una visita al monumento al genocidio y al museo anexo es obligatoria para los armenios, sean armenios puros o no. Dado que no me considero en lo más mínimo un experto sobre el tema del genocidio, siempre he sido muy cuidadoso en este asunto. Después de ver la documentación en el museo y las fotos de muertos y de niños y mujeres hambrientos, me inclino más en usar la palabra genocidio en vez de masacre o matanza.
Como era de esperar, la comunidad armenia ha rechazado la declaración de Erdogan por ser insuficiente. Hay sospechas que detrás de su mensaje hay un intento de mejorar su deteriorada imagen internacional y acaparar los titulares de los medios (logrado) antes de presentarse a las elecciones presidenciales en agosto, más que por resolver el problema con Armenia, cuya frontera con Turquía (por otros motivos) fue cerrada por Ankara en 1993.
//
William Chislett es periodista y escritor. Fue corresponsal de The Times de Londres en España (1975-78) y luego del Financial Times en México (1978-84). Ha escrito 20 libros sobre varios países. Oxford University Press publicó su libro sobre España en septiembre de 2013.
www.williamchislett.com
COMMENTS