El Gobierno de Armenia lo sabía. Rusia también. Desde hace unos días todos ellos sabían que no hubo matanza de armenios en Kessab, pero ...
El Gobierno
de Armenia lo sabía. Rusia también. Desde hace unos días todos ellos sabían que
no hubo matanza de armenios en Kessab, pero se callaron, dejando a la diáspora
armenia sola, gritando histéricamente que la matanza era continuación del
genocidio que habían realizado los turcos, haciéndonos ahora quedar como la
fuerza moral de apoyo al régimen de Siria.
Cuando se
supo la noticia el sábado, ese mismo día uno de los alcaldes de los pueblos de
Kessab dijo a CivilNet que "los cohetes de la frontera con
Turquía cayeron en el pueblo y que los dirigentes tomaron la decisión de
evacuar a la población armenia para evitar pérdidas de vidas humanas".
A los dos
días, el lunes 25 de marzo, tuiteó el vicecanciller ruso, Gennady Gatilov, que
"El fuego contra los residentes armenios de la aldea en Siria debe ser
estudiado. El Consejo de Seguridad de la ONU debe revisar de inmediato la
situación".
Ese mismo
día, el Departamento de Estado de EE.UU. anunció que estaba "profundamente
preocupado por la violencia en Kessab". Incluso The Wall
Street Journal informó del tema, pero mencionando que armenios sirios están culpando a Turquía
por los avances en Kessab.
En lo que
parecía ser parte de un esfuerzo concertado con el gobierno ruso, Ramzan Kadyrov,
el jefe de la república musulmana de Chechenia y un aliado cercano del
presidente Vladimir Putin, dijo que cerca de 100 armenios murieron en el ataque
rebelde a Kessab. "Estos terroristas se establecieron armados por
Occidente y entrenados por la OTAN", escribió Kadyrov en su página de
Instagram ese lunes.
Y paulatinamente
comenzaron a aparecer videos en YouTube que mostraba a rebeldes sirios
aparentemente ejecutando personas en Kessab. Luego, informes no confirmados
sobre atrocidades en Kessab aparecieron en algunas publicaciones de la diáspora
armenia de Estados Unidos desde el martes.
A media
semana, el diario de la diáspora armenia estadounidense Asbarez fue el primero
en reportar 80 muertos en la lucha de Kessab. Aunque esto resultó ser falso, la
acusación fue tomada y distribuida por las redes sociales por los armenios de
todo el mundo.
La histeria
anti turca se apoderó del poderoso Consejo Nacional Armenio y comenzaron las
acusaciones de que Turquía estaba detrás de la "masacre", haciendo un burdo paralelismo con el genocidio armenio de 1915 en el Imperio Otomano, arrastrando en
su diatriba a las otras organizaciones políticas mundiales de la diáspora en su
juego de lobby en los pasillos del Congreso de Estados Unidos.
Varios
miembros del Parlamento de Armenia se apresuraron a ir a Siria para verificar
las denuncias. Se reunieron con el presidente de Siria, Bashar al-Assad, y
visitaron Latakia, ciudad costera donde cerca de 2.000 armenios de Kessab encontraron
refugio. Los parlamentarios dijeron que volvieron a Ereván sabiendo que los armenios
locales no habían sido asesinados por los rebeldes islámicos, pero Tevan
Poghosyan, quien visitó a los residentes, prefirió tirar un manto de sospecha
al afirmar, sin pruebas, que había 20 personas que permanecían con paradero
desconocido. Y estaban ahí mismo, demorados en Kessab.
Ayer mismo
volvió el Alcalde Kessab Vazgen Chaparian, en una entrevista telefónica con el
servicio armenia de RFE / RL (Azatutyun.am), volvió a afirmar que eran todas
mentiras y que no hubo víctimas, en referencia a los informes alarmistas que
circulan por Internet que aseguraban que los rebeldes tomaron como rehenes
cerca de 40 armenios ancianos que no pudieron partir de Kessab con otros
residentes.
Está claro
que Moscú sabia la verdad y que prestó deliberadamente credibilidad a la
información falsa sobre los armenios de Kessab para perseguir su agenda geopolítica
en el conflicto sirio.
En Ereván,
por su parte, diversos observadores también veían motivos ocultos detrás del
manto de silencio que el partido gobernante tendió sobre este tema.
El presidente armenio Serge Sarkissian pidió el lunes 24 en La Haya "garantizar la seguridad de los armenios en Kessab y el regreso seguro a sus lugares de residencia", destacando los paralelismos históricos entre el genocidio contra el pueblo armenio en 1915 y la actual situación de la minoría armenia en Siria.
Del otro lado del Atlático, Ken Hachikian, presidente del Consejo Nacional Armenio de América, envió una carta al presidente estadounidense Barack Obama donde le solicitó "urgentemente" que se presione a Turquía "para detener la facilitación de los continuos ataques por parte de combatientes extranjeros de Al-Qaeda contra la población civil".
Es notorio que ambos no mencionaran los asesinatos, que no llamaran a la calma a la diaspora o que no brindaran tranquilidad a las familias armenias del mundo sobre el destino de los residentes de Kessab.
De alguna
forma, ahora que la mentira quedó al descubierto, la única víctima fatal aquí es
la diáspora armenia, ya que la imagen que acabamos de construir como comunidad,
sobre todo en Estados Unidos, es que apoyamos a un régimen dictatorial en Siria,
el mismo que Estados Unidos, Israel y Europa intentan derrocar y que tilda de terrorista
por su acercamiento a Irán y Rusia.
Cada tanto
las agencias de noticias demuestran que son funcionales a los gobiernos. Esta
vez, EFE se prestó a la campaña y de no publicar nada sobre el tema, en las últimas
24 horas inundo los medios del mundo con cables que demostraron como los
famosos armenios de Estados Unidos apoyan al "dictador sirio" al
haber impulsado, como Kardashian o Cher,
el #SaveKessab en las redes sociales.
Es menester
aprender de estos errores. Como lectores, es crucial que volvamos a revisar la
credibilidad de las fuentes de noticias. Que sean armenias no significan que
sean objetivas, ni que separan los hechos de la ficción y menos de algunos cálculos
políticos ocultos.
Como
armenios debemos seguir más de cerca lo que hacen nuestras instituciones.
Porque al no participar o exigir responsabilidades a nuestros dirigentes, parece que los ayudamos a darles elementos a Turquía para que siga usando nuestros errores para socavar
y desacreditar el caso del reconocimiento internacional del genocidio armenio
de 1915.
Actualización: Hace unos días llegó a nuestro poder un articulo escrito por la prestigiosa revista IANYAN Magazine, publicado el mismo día que nosotros hiciéramos la nota sobre el error de apoyar al #SaveKessab.
El artículo en mención es más completo que el nuestro a la hora de citar fuentes de noticias, aunque comete el involuntario error de confundir al pueblo de Kessab con la novela de Franz Werfel, "Los cuarenta dias de Musa Dagh"; y también es más rico en el debate que generó. Tan sólo algunos comentarios meritan un análisis urgente por el nivel de fragmentación que están empujando a los armenios en Estados Unidos para que tomen partido en la campaña de #SaveKessab.
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