Shishkert una luz que brilla dentro de los países "perdidos"

Foto: NAZIK ARMENAKYAN (Por Gayane Mkrtchyan)  El horizonte tiene abundantes bosques y cielos azules. Una quebrada, como una cuña, divid...

Foto: NAZIK ARMENAKYAN

(Por Gayane Mkrtchyan) El horizonte tiene abundantes bosques y cielos azules. Una quebrada, como una cuña, divide el bosque en dos partes. En el asentamiento abrazado por el bosque como una isla en el mar, reina la serenidad con la indiscutible autoridad de un monarca. Golpes en la puerta siguen sin respuesta – nadie les escucha – sin adultos, sin niños, ni alegres gritos de entusiasmo en los patios. Sólo el río que fluye en la parte inferior de la garganta, ladridos de perros callejeros de vez en cuando y el zumbido de las abejas desafían el sólido silencio...
En la distancia uno puede detectar los apicultores, usando toda la ropa blanca y máscaras especiales para evitar las picaduras. Yo estoy lejos de ellos y debo gritar mis preguntas y luego esforzarme para captar la respuesta: "Ellos se aseguraron de que el pueblo desaparezca del mapa, pero voy a seguir viviendo aquí, demostrando que el pueblo existe. Yo soy Lavrenty Grigoryan de 68 años".

En mi camino a la aldea, nuestro grupo de periodistas toman fotos y las ponen inmediatamente en Facebook, con un comentario que estábamos en Shishkert, pero los mapas de Google lo cambian automáticamente a Azerbaiyán, marcando nuestros mensajes como erróneos. Tal vez esa es la razón por qué Shishkert de hecho no se encuentra en el mapa de Armenia, o tal vez porque el nombre del pueblo proviene de turco "sis" que significa "seis".

La historia del apicultor repite la historia de vida de cientos de armenios, con diferentes nombres y direcciones: sus hijos se fueron, su esposa y él mismo se quedaron en casa y continuarán quedándose. Él dice que no pertenecen a ninguna comunidad y que se fusionaron con el municipio de Tzav, a 12 kilómetros de Shishkert. Cuando se le pregunta dónde están los otros aldeanos, Lavrenty dice con una sonrisa: "Busca y puede que los encuentres".

Shishert es un pueblo con un rico pasado histórico, de presente impreciso y sin perspectivas de futuro. Las cerraduras de las casas abandonadas son aquí el lugar más común. Sin embargo, es difícil cerrar el corazón de los 18 residentes que obstinadamente se niegan a abandonar sus hogares. El único niño aquí es Hayk de dos años. El pueblo tiene tiendas y no escuelas. Un camino de tierra lleno de baches que conduce al establecimiento. Como para compensar, la gente de aquí tiene una fuerte voluntad, de gran corazón, luchadores por naturaleza. Sobreviven debido a la cría de ganado y al trabajo de campo.. Las condiciones climáticas son muy favorables para la cría, que la Unión Soviética tuvo en cuenta cuando eligió que esta zona se desarrollara en esa dirección.

Foto: Ishkhan Galstyan

"Este es un hermoso pueblo, a 50 km de Kapan, el más alejado por ubicación. Hay seis aldeas de Kapan hasta aquí y la nuestra fue la mejor - era la más remota y la más grande, con pastos, granjas, y ganado de ovejas. Teníamos 12.000 cabezas de ganado ovino en la época soviética y más de 150 hogares, con no menos de tres niños por cada familia", recuerda el matemático Ishkhan Galstyan, que en su momento se mudó a Shishkert de Ereván.

Las arrugas de su rostro se vuelven más profundas cuando se habla de la pérdida de la aldea.

"Bajo el reinado del Shah Nadir los habitantes de este pueblo fueron llevados a Persia [ahora Irán], pero volvieron y reconstruyeron todo. La última vez que esto sucedió fue en 1800 y ahora el pueblo está destruido a plena luz del día", dijo, poniendo un cigarrillo en el cenicero.

Vive solo. Sus hijos dejaron el pueblo y hace poco su esposa falleció. Me lleva al sótano para mostrarme las estanterías de libros que ha leído y guarda cuidadosamente. Cuando me ve en mis pensamientos se disculpa por hablar demasiado y dice: "Durante días no hay nadie con quien hablar".

Shishkert está bajo la supervisión del jefe de la aldea Tsav. Otra vez tienen que ir a Tsav.

"El pueblo tenía más de un centenar de familias y en los últimos años unas 18 o 19 familias solían vivir en las casas recién construidas, pero también las dejaron. No hay escuela, en parte debido a ello, y otros no encentran trabajo. Poco a poco, no queda casi nadie en el pueblo. Sólo faltamos nosotros", dice Galstyan Hmayak de Shishkert.

Las cinco familias viven como una. Día y noche, van a la ayuda del otro y dicen que su casa es Shishkert.Entre los miembros de las cinco familias Valya Balayan 60 es el más duro. Casó a sus hijas fuera de la aldea, pero aún vive aquí con su esposo y tres hijos. No dejará a sus hijos irse a Kapan, Ereván o el extranjero.

Foto:Valya Balayan

"No voy a dejarlos ir... ¿Por qué debo enviarlos a Rusia y abandonar nuestra tierra y agua. Ellos ahora están obligando a los extranjeros a abandonar Rusia. Serzh (Presidente Sargsyan) tiene que hacer algo, cuidar de nuestros jóvenes, los casaremos, tendrán familias, niños, escuelas y abriría una tienda, ¿por qué dejarlos cuando pueden vivir en su país? Si se trasladan a Rusia, ¿quién trabajara la tierra, protegerá nuestra frontera, y si algo me pasara, cual de mis tres hijos será el primero que deba irse?", dice Valya con tanto orgullo y frustración.

Se rebela contra la idea de mudarse a Tsav, ella dice que su casa está aquí.

Los años han vaciado la aldea, pero las cinco luces que dispersan la oscuridad de la noche, iluminan un futuro incierto para 18 residentes que demuestran que puede haber héroes fuera de un campo de batalla o en la frontera.
Publicado originalmente en inglés por ArmeniaNow el 22.09.2013.
Traducido al español por Klaus Lange Hazarian para SoyArmenio