El pan armenio, el rey de la fiesta

Los armenios creían que el pan era la principal decoración de cualquier mesa y lo llamaban antiguamente "el rey de cualquier fiesta&q...

Los armenios creían que el pan era la principal decoración de cualquier mesa y lo llamaban antiguamente "el rey de cualquier fiesta".

Armenios, al igual que muchos otros pueblos, han adorado a la labranza y el pan desde tiempos inmemoriales. Cuando importantes invitados visitaban una casa, eran recibidos con pan y sal, regalos muy simples pero sin los cuales la vida humana era imposible.

Es la razón de porqué aún hoy el trabajo de panadero en Armenia es una de las profesiones más honorables y respetadas.

El pan era venerado antiguamente casi como un ser vivo: no podía ser entregado al revés, no se podía dejar caer o yacer tendido en el suelo. Esas verdades, no escrito en ninguna ley, eran indiscutibles.

Y es que había una razón. Cuenta una antigua leyenda armenia que cuando un pedazo de pan cae al suelo, un ángel desciende del cielo para poner su planta del pie encima del mismo, preservando así que alguien lo contamine o lo pise. El ángel dejará su pié allí hasta que la pieza de pan sea retirada del suelo. Por lo tanto, cada pieza de pan, cada pequeña migaja que yace en el suelo tiene un ángel que lo custodia y por ello la gente debe acudir en ayuda de los ángeles, tomar el trozo de pan del suelo y colocarlo en una mesa o lanzarlo a las llamas, para purificarlo. Sólo así el ángel dejará el pan.

Así, la enseñanza es simple y es que el pan tiene un solo propósito, que es saciar a una persona y hacer de ella una persona firme, fuerte y amable.