El 18 de febrero de 2013 Armenia elige su nuevo presidente. El favorito es el actual jefe de Estado Serzh Sargsián, que no parece tener riva...
El 18 de febrero de 2013 Armenia elige su nuevo presidente.
El favorito es el actual jefe de Estado Serzh Sargsián, que no parece tener
rivales.
2013 es un importante año electoral para el Cáucaso, cuyas
tres repúblicas independientes irán a las urnas a partir de mediados de febrero
para elegir a sus nuevos (o viejos) jefes de Estado. En otoño será el turno de
Georgia, donde Mijaíl Saakashvili, según
lo establecido por la Constitución, no puede presentarse una tercera vez; y
para Azerbaiyán, donde Ihlam Aliyev, tras hacer que en 2009 se aboliese
mediante un referéndum la ley que impedía que un presidente estuviese más de
dos mandatos, podrá permanecer en el trono de Bakú sin demasiadas dificultades.
También en Ereván, donde las elecciones se celebrarán el 18
de febrero, la situación parece clara: será el actual presidente Serzh Sargsián
quien se confirme en el cargo, tras haber sido elegido ya en 2008.
Los otros siete candidatos no parecen preocuparlo mucho y el
mayor partido de la oposición, el Congreso Nacional Armenio, guiado por Levon
Ter-Petrosian, que fue jefe de Estado entre 1991 y 1998, no ha presentado
ningún candidato.
La vida parece fácil, pues, para Serzh Sargsián y su Partido
Republicano, que, a pesar de no brillar con luz propia, aprovecha la debilidad
de sus adversarios. Tampoco dejan lugar a dudas las últimas encuestas, que lo
proclaman favorito con casi el 70% de la intención de voto y una diferencia
abismal con Raffi Hovannisian (20%), ministro de Asuntos Exteriores que
seguramente heredará el liderazgo. Más lejos aún encontramos a Paruir
Hairikian, exdisidente soviético y número uno de la Unión Nacional por la
Autodeterminación, y a Hrant Bagratian, del Movimiento Nacional Panarmenio.
La situación es mucho más tranquila que en 2008: entonces,
las elecciones presidenciales desencadenaron violentos enfrentamientos
callejeros entre los partidarios del gobierno y la oposición, que causaron una
decena de muertos, cuando el presidente saliente era Robert Kocharian. Hoy
parece que, tras aquel traspaso de poderes un poco turbulento, las diferencias
se han suavizado. Por lo menos de momento.
Por tanto, si no hay sorpresas, los problemas de Sargsian
tras su fácil reelección seguirán siendo los mismos: Armenia es un país en
crisis, donde más de un 35% de la población vive bajo el umbral de la pobreza y
donde las dificultades económicas se suman a problemas políticos nunca
resueltos, entre los que destaca el conflicto en suspenso del Nagorno-Karabaj,
con Azerbaiyán.
Tampoco cambiará el curso de la política exterior, con una
política de buenas relaciones con Rusia. El último encuentro entre Serzh
Sargsian e Vladímir Putin tuvo lugar en diciembre de 2012 y Moscú tiene un pie
en el país caucásico hasta 2044, con su base militar de Giumri.
Aunque Ereván no parece demasiado interesado en los
proyectos de unión aduanera en el espacio postsoviético, su posición geográfica
y su historia pasada y reciente indican que el vínculo permanecerá.
Quedan las relaciones con Turquía y el pasado que no se
olvida: las tensiones nunca resueltas sobre la cuestión del genocidio armenio.
En resumen, otros cinco años difíciles para quienquiera que sea el nuevo
presidente.
Publicado por Rusia Hoy
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