Aghajanian Astrid, u na de los últimos sobrevivientes del genocidio armenio ha muerto a los 99 años en Inglaterra. Aghajanian Astrid m...
Aghajanian Astrid, una de los últimos sobrevivientes del genocidio armenio ha muerto a los 99 años en Inglaterra.
"Cuando yo era niña, mi padre me
dijeron que lo tomaría como un soldado. Mi padre vino y me besó y le dijo a mi
madre "Sé que me van a matar y te acordarás de mí por el cuidado de
Helena." Mi nombre era Helena. Y se lo llevaron y lo mataron. Así que mi
madre hizo todo por salvarme. Vendió sus anillos, vendió sus pendientes, vendió
todo lo que le permitiría conseguir algo de pan para alimentarme".
"Luego ellos vinieron y dijeron a mi
madre que se harían cargo de los niños. Mi madre les dijo 'no voy a darles a mi
hija, yo me ocupare". Ella más tarde vio a los que eran reunidos y
quemados vivos y oyó los gritos de los niños. Fue horrible".
"Cuando los turcos comenzaron a
masacrar a los armenios uno tras otro, mi madre miró a su alrededor y vio que
no había otra manera de escapar. Nos iban a matar. Pero mi madre me llevó y me
enterró con ella con los cadáveres. Entonces los turcos dijeron: "Estamos
listos" Reunieron sus caballos y se fueron".
"Mi madre se quedó conmigo y tenia
temor a que pudieran haberse ocultado para matarnos. Así que nos quedamos allí
hasta la mañana. Por la mañana ella me tomó y empezó a caminar en el desierto.
Entramos en el desierto de Siria. Y los zapatos fueron destruidos. Empezamos a
caminar descalzos.... Imaginen. Le debo mi vida a mi madre. Era una verdadera
madre".
"Más tarde nos vio un beduino. Él
dijo: "ven conmigo". Ella dijo: "si me matan, yo no quiero ir
contigo." Él dijo: "No, no, ven conmigo." Así que mi madre se
fue con él. Luego vieron un hombre con muchos camellos, muy rico. Él habló con
otro hombre y mi madre lo vio tomar el dinero del hombre y entonces él vino a
mi madre y le dijo "Ve con él". Él nos vendió. Él nos vendió al
hombre. Así que mi madre tenía que ir con ese otro hombre. Ella le dijo
"si usted me va a matar, no voy a venir". Él dijo: "no, no, ven
conmigo." Así que se fue con otro hombre".
Pero su propósito era matarnos, tirarnos al
río. Un pastor lo sabía. Se nos unió a la mañana temprano. Nos dijo:
"Hermana, hermana, te enviaremos a buscar agua en el río y allí los
arrojará al río y si valoras a tu hija, no vayas allí." Y en la mañana, el
hombre derramó a propósito el depósito de agua y vino y le dio una patada a mi
madre y le dijo que fuera a buscar agua. Pero ella no fue. Mi madre sabía que
él la seguiría detrás para matarla."
"Un soldado vino, un oficial turco, y
miró a los beduinos. Encontró a mi madre. Le dijo: "¿Quién eres tú? ¿Qué
está pasando?" Y mi madre le dijo. Entonces el soldado le dijo que le pediría
permiso al gobernador para llevarla. Y así lo hizo, nos llevaron a la casa del
gobernador. "Ahora debe servir. Usted trabajará aquí como
institutriz", le dijeron".
"Y mientras ella estaba trabajaba allí
yo era una pequeña niña jugando en el jardín. En frente había un mayordomo y el
mayordomo me llamó. Corrí a mi madre y yo le dije "el hombre me
llama." Ella fue y lo vio. El mayordomo dijo: "¿Quién eres tú?
". Ella dijo: "Yo soy una refugiada armenia". Él dijo:
"¿Tienes padres? ". Ella dijo que sí y que quería entrar en contacto
con su tío, que estaba en Aleppo, para decirle que estábamos vivos. Así es como
fuimos salvados".
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