La alegría de la multitud de azerís que celebraban en la calle la victoria de su país el pasado 14 de mayo en Düsseldorf parece empañarse...
La alegría de la multitud de azerís que celebraban en la calle la victoria de su país el pasado 14 de mayo en Düsseldorf parece empañarse. El corresponsal de BBC en el Cáucaso, Damien McGuinness, ha dado a conocer en las últimas horas la horrible situación que se vive en los barrios colindantes a la Plaza de la Bandera, lugar que acogerá la más que probable sede de la próxima superproducción europea, el Baku Crystal Hall.
Nada menos que cientos de personas se están
viendo obligadas a abandonar sus hogares para hacer sitio a las obras de este
nuevo complejo azerí. Los residentes han sido amenazados con ser sacados a la
fuerza de sus casas si no lo hacen antes de comenzar 2012.
El medio británico ha charlado con Natalya
Alibekova, una pensionista del barrio, dueña de su inmueble durante los últimos
11 años. Ahora mismo se encuentra viviendo entre la gran extensión de escombros
que se han ido formando con las obras y derribos. Una enorme grúa sobrevuela su
edificio, su calle ha desaparecido y su bloque de viviendas es de los últimos que
aún sigue en pie en la zona.
Un grupo de personas, sin identificar y
carentes de documentos oficiales, se presentaron en su puerta la semana pasada.
Alibekova fue advertida en ese momento que debería dejar voluntariamente su
hogar antes de que finalice el año. De lo contrario, va a ser expulsada a la
fuerza de su propia casa.
"No puedo sublevarme contra el
gobierno. 'Usted no tiene derechos y la casa, tampoco', me dijeron",
explica a BBC la señora. "Es horrible. Todos estamos tremendamente preocupados
y ninguno de nosotros puede conciliar el sueño. Las obras implican que la casa
esté siempre temblando, es como un terremoto. Y las grúas y los camiones están
funcionando toda la noche por lo que es imposible dormir", continúa.
AMENAZAS AMENIZADAS CON CORTES DE AGUA, GAS
Y ELECTRICIDAD
Las temperaturas de este mes de diciembre
en Bakú oscilan entre los 4ºC y los 10ºC. A pesar del frío, las autoridades han
cortado la electricidad, gas y agua al edificio. Cuando Alibekova pidió a los
servicios públicos una explicación, le comunicaron que su casa ya no existía
oficialmente.
La anciana sabe que es una táctica para
echar de su vivienda a su familia y poder seguir adelante con las obras de la
próxima sede del festival. Vive en el sexto piso con su marido, su hija y su
nieto, un niño de apenas año y medio. "El ascensor ha dejado de funcionar,
así que ahora tenemos que usar las escaleras. Mi esposo y yo somos viejos, no
somos capaces de subir al niño al piso. ¿Te imaginas vivir sin electricidad,
gas y agua? Es imposible", comenta resignada.
Alibekova no ha recibido ninguna oferta
formal de compensación y aún no ha tenido respuesta de las autoridades. Es
probable que le ofrezcán 1.500 manats, la misma cantidad aproximada en euros,
por cada metro cuadrado, como está ocurriendo con otros propietarios de la
zona. Pero de acuerdo con Zohrab Ismayil, presidente de la Asociación para la
Asistencia a la Economía libre, la Transparencia y de Campaña por los Derechos,
esto es menos de la mitad del valor en el mercado en esta zona céntrica de la
ciudad. "Y es sólo lo suficiente para comprar un piso mucho más pequeño en
las afueras de Bakú", comenta.
Ismayil no tiene complejos en comentar la
dura situación que viven los residentes en el barrio de la Plaza de la Bandera:
"En Azerbaiyán la violación de los derechos humanos es un hecho cotidiano,
y esto es apenas un caso. Las autoridades municipales no tienen derecho legal a
desalojar a la fuerza a la gente y a destruir sus casas".
El experto afirma que algunos propietarios
han comentado que si se niegan a salir la policía encontrará una razón para
detener a sus hijos o perder sus puestos de trabajo en las administraciones
públicas. "Son herméticas y nada transparentes. Ellos no quieren cooperar,
y no quieren hablar con la gente. Sólo los ponen en peligro", explica
Ismayil.
SILENCIO DE LAS AUTORIDADES TRAS DOS AÑOS
DE DESALOJOS
Ante las intenciones del corresponsal
británico, la portavoz del comité estatal de Azerbaiyán en materia de
propiedad, Gulu Ogtay Halilov, no estuvo disponible para hacer declaraciones al
respecto. Y durante los diversos contactos que mantuvo BBC con numerosos
representantes de las autoridades, estos colgaban el teléfono en cuanto el tema
era mencionado.
Son 300 las personas que se encuentran
ahora en los dos únicos bloques de viviendas en este barrio azerí. Sin embargo,
estas demoliciones son sólo la última ola de desalojos forzosos que se han
llevado a cabo en los últimos dos años. En algunos casos, los trabajos de
demolición se iniciaron con los residentes aún en el interior de los edificios.
La enorme riqueza petrolera de Azerbaiyán
es utilizada para remodelar toda la capital. El centro de Bakú se ha recuperado
de su sucio pasado soviético y se ha transformado en una ciudad reluciente, con
boutiques de diseño y boulevares. Todo ello con un coste humano, la pérdida de
los derechos fundamentales en materia de propiedad privada.
Ante la gravedad de los hechos, en junio,
la organización Human Rights Watch envió una carta al presidente de Azerbaiyán,
Ilham Aliyev, y a la ejecutiva de la ciudad.
Medio año después, silencio absoluto.
IMAGEN GRACIAS A EUROVISIÓN
La producción por excelencia de la UER, el
Festival de Eurovisión, es uno de los programas más importantes del mundo. La
atención internacional que acapara es vista como una gran oportunidad para
impulsar el comercio y el turismo azerí. De ahí el tremendo interés del país en
ganar el festival desde su debut en 2008.
El gobierno ya ha comenzado a explotar
Eurovisión para impulsar la imagen de Azerbaiyán, que se encuentra en una
región a menudo pasada por alto, o incluso desconocida para gran parte del
mundo. A pesar del buen inicio, el plan comienza a ser contraproducente: La
atención de los medios se comienza a levantar ante estas violaciones de los
derechos humanos.
A menos que las autoridades empiecen a
respetar sus derechos, para personas como esta anciana y su familia, recibir a
Eurovisión en Bakú no va a ser causa de celebración.
Vía Eurovisión
Vía Eurovisión
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