Rusia aceptó un acuerdo con Georgia, gracias a la mediación de Suiza, que abre la puerta a la adhesión de Moscú a la Organización Mundial d...
Rusia aceptó un acuerdo con Georgia, gracias a la mediación de Suiza, que abre la puerta a la adhesión de Moscú a la Organización Mundial del Comercio (OMC) tras 18 años de tortuosas negociaciones, anunciaron este jueves responsable georgiano y ruso.
El anuncio se hizo primero en Tiflis, que esperaba una
respuesta de Moscú a una propuesta suiza de la semana pasada destinada a
levantar los últimos obstáculos para una incorporación de Rusia al templo
internacional del comercio.
"Los rusos aceptaron la proposición suiza. No tenemos
detalles de su decisión, pero al parecer el acuerdo se ha logrado",
declaró a la AFP el ministro adjunto de Relaciones Exteriores, Sergi Kapanadze.
Moscú confirmó haber aceptado el acuerdo con Tiflis, según
la agencia rusa Interfax.
"Estamos contentos de que Georgia haya sostenido el
proyecto y de que el acuerdo se haya pactado finalmente", declaró el jefe
de los negociadores rusos, Maxim Medvedkov, citado par Interfax.
Kapanadze indicó que una delegación georgiana llegará el
jueves a Suiza para negociar con los rusos y los mediadores suizos.
"Pienso que el acuerdo se firmará en unos días",
dijo.
Georgia, que en su calidad de Estado miembro de la OMC
vetaba el ingreso de Rusia, aceptó la semana pasada "una proposición
final" de Suiza.
Uno de los principales obstáculos a la entrada de Rusia era
el diferendo entre Moscú y Tiflis desde la guerra relámpago de agosto de 2008
por el control de la región separatista georgiana de Osetia del Sur.
Después de este conflicto, Moscú ha reconocido la
independencia de ese territorio y de Afjasia, otra provincia separatista
georgiana.
Tiflis sigue reivindicando su soberanía sobre esos
territorios y por consiguiente su derecho a vigilar las fronteras, lo que constituye
un punto de fricción en las negociaciones entre ambas partes.
Pero la semana pasada, esta república ex soviética del
Cáucaso consideró "aceptable" una propuesta de Berna.
Según Medvedkov, el acuerdo prevé sobre todo que una empresa
privada independiente controle la entrada y salida de bienes comerciales en la
región, y servirá de mediador entre los aduaneros georgianos y rusos.
Este avance de peso debería permitir que Rusia, única gran
potencia económica que no forma parte del templo mundial del comercio, ha
concluido sus largas y tortuosas negociaciones con la organización, iniciadas
en 1993.
A principios de semana, el consejero económico del Kremlin
Arkadi Dvorkovitch indicó que Rusia espera que se vote sobre su incorporación
el 15 de diciembre, en una reunión de ministros de Finanzas de la OMC.
Los analistas son unánimes a la hora de decir que Rusia
logrará muchos beneficios con su entrada en la arena internacional del
comercio, empezando por mejorar su clima de inversión, que hasta ahora deja mucho
que desear.
Pero esta adhesión también tiene un coste, tal como ha
subrayado el ahora primer ministro de Rusia, Vladimir Putin, en múltiples
ocasiones desde que llegó al poder el 2000.
Varias empresas rusas dejarán de existir en un mercado
doméstico que se verá inundado por productos más baratos y probablemente de
mayor calidad.
"No obstante, pensamos que numerosas inquietudes
reflejan una falta de comprensión acerca de la naturaleza exacta y la magnitud
de las ganancias potenciales de una entrada en la OMC", escribió
recientemente Renaissance Capital en una nota que señala que el país ganará en
competitividad a largo plazo.
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