El Consejo de Seguridad de la ONU estudiará próximamente las acusaciones de EEUU contra los servicios secretos iraníes que supuestamente...
El Consejo de Seguridad de la ONU estudiará próximamente las
acusaciones de EEUU contra los servicios secretos iraníes que supuestamente
planeaban perpetrar en Washington un atentado contra el embajador de Arabia
Saudita.
Entretanto Estados Unidos, Irán y Arabia Saudí dirigieron
cartas de protesta al Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon.
Desde Irán, por cierto,
llegan mensajes contradictorios.
El ministro de Asuntos exteriores del país asegura que se abrirá una
investigación del atentado, mientras el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad,
afirma, al contrario, que no hay nada que investigar – “EEUU continúa
presentando acusaciones contra Irán”.
No habrá otra guerra
Las acusaciones de Washington contra Irán recuerdan la
situación en víperas de la primavera de 2003, cuando el entonces presidente de
EEUU, George Bush, estuvo durante meses inculpando al régimen iraquí de Sadam
Husein de todos los crímenes posibles contra la humanidad. Especialmente el de
desarrollar armas de exterminio masivo.
Estas acusaciones sirvieron de pretexto para desatar la
guerra en Iraq en marzo de 2003 – las tropas estadounidenses invadieron el
territorio de este país en el marco de la operación Libertad Iraquí. Los estadounidenses no
encontraron rastro de las supuestas armas de exterminio masivo pero el régimen
de Husein fue derrocado. Ahora está
ocurriendo algo semejante: acusaciones, sanciones internacionales y luego...
Si se escucha las audiencias que el Congreso de EEUU dedicó
al incidente irano-saudí, la similitud de la retórica de los años 2002-2003 es
patente. El republicano Peter King llamó el atentado contra el embajador saudí
en el territorio estadounidense “un acto de guerra”, su colega, el senador
demócrata Carl Levin está de acuerdo con él por más que le pese.
La presidente del Comité de Relaciones Exteriores, Ileana
Ros-Lehtinen, acusó a la administración de Barak Obama de no haber cambiado (o
sea, endurecido) a tiempo su postura con Irán.
Ante esto los representantes de la administración responden
que están preparando un paquete muy completo de sanciones contra Irán.
Pero si se dejan aparte las habladurías en el Congreso, la
situación no es tan similar a la delç 2003 como parece a simple vista, ya que,
además de las acusaciones, hay cosas concretas mucho más convincentes.
Por ejemplo, el hecho de que desde el 2003 Irán está
prácticamente rodeado por las tropas estadounidenses: por el sur está la flota
de la Armada de EEUU en el Golfo Pérsico, por el oeste el contingente de Iraq,
por el este el de Afganistán. Es decir, si pasa algo, el campo de operaciones
está preparado.
Sin embargo, después
del 11 de octubre, cuando el fiscal general de EEUU acusó a Irán de complot,
llegaron dos comunicados muy curiosos desde dos de las fronteras iraníes.
El primero consiste en que EEUU, al fin y al cabo, retirarán
a la mayor parte de sus efectivos de Iraq para finales de este año (ahora son
unos 40 mil los que se encuentran allí). Hace poco las autoridades
estadounidenses tuvieron una idea -
negociar con las amistosas autoridades iraquíes que en el país permanezcan
al menos los instructores militares.
Pero una cuestión aparentemente menor impidió llegar al
acuerdo: los estadounidenses deben quedar sometidos a la legislación iraní.
Iraq insistió en establecer esa condición ya que hubo casos de torturas de los
prisioneros por parte de los militares estadounidenses en el territorio iraquí.
EEUU, naturalmente, no aceptó.
El segundo está relacionado con la retirada de las tropas de
Afganistán, planeada para 2014. El diario Washington Post publicó recientemente
un reportaje desde Paquistán que revela el poco deseo que tienen las
autoridades paquistaníes, especialmente las militares, de luchar contra los
talibanes y otros enemigos de EEUU en su territorio, prefiriendo pactar con
ellos.
Uno de los resultados de tal estrategia es que los soldados
estadounidenses desplegados en la frontera afgano-paquistaní cada vez sufren
más del fuego desde Paquistán. Esto significa que el gobierno paquistaní no se
esmera mucho en oponer resistencia a los talibanes. Imposible de seguir en
Afganistán en tales circunstancias.
Así que los estadounidenses no tienen otro remedio que
retirarse de allí. Esto lo confirman los expertos apuntando que administración
estadounidense está firme en su decisión al respecto. Entonces Irán podrá
respirar aliviado.
La media vuelta hacia Asia
Veamos ahora el cuadro completo de la politica exterior de
la administración de Barak Obama. Lo resumió muy acertadamente la actual
secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, en el artículo publicado por la
revista Foreign Policy “El siglo estadounidense del Pacífico”.
Dejando aparte la muy curiosa estrategia del “regreso” de
EEUU a la región Asia-Pacífico y los acercamientos al problema de China, cabe
citar la primera frase del escrito de Clinton: “El futuro de la política
mundial se determinará en Asia Oriental, no en Afganistán ni en Iraq”.
Luego la secretaria de Estado habla de que los colosales
recursos invertidos en los últimos 10 años en Afganistán e Iraq, pero,
advierte, en el próximo decenio hay que ser más inteligente y consecuente
canalizando inversiones: hay que dar una media vuelta y mirar hacia el Oriente.
Esto pone en claro el lugar que ocupa Irán, en general, y el
reciente incidente, en particular, en la política exterior de EEUU.
El cuadro es el siguiente: no somos nosotros, los estadounidenses,
quienes iniciaron esta desesperada guerra en el Oriente Próximo de la que únicamente
Irán salió ganando, mientras en Asia Oriental ha ido creciendo un rival de
EEUU, o sea China.
A partir de ahora nos centraremos en China, y en Asia en
general, y que se queden los que quieran con estas tierras desérticas llenas de
terroristas.
En cuanto a Irán... ¿Quién fraguó un complot para asesinar a
algún embajador? ¿El de Arabia Saudí? Pués, que el propio Irán resuelva ahora
sus conflictos con Arabia Saudí. A modo de despedida.
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