El plexo dogmático del Islamismo es un cuerpo que enferma las sociedades seculares saludables y secuestra al verdadero Islam. Con ...
El plexo dogmático del Islamismo es un cuerpo que enferma las sociedades seculares saludables y secuestra al verdadero Islam.
Con el arribo al poder del actual Premier turco Recep
Erdogan en 2002, los problemas de Armenia y la región parece que continuaran.
Erdogan se mostró como neutral en principio pero ha ido dando pequeños pasos,
poco a poco, hacia la islamización de la sociedad turca irrespetando el
laicismo, la libertad de expresión y la Constitución secular, por lo que no es
extraño que sea un modelo a seguir para los Hermanos Musulmanes en la zona.
En política exterior,
Erdogan apoyó a Ahmadineyah tras la revolución verde y dijo que el tribunal de
la Haya no tenía derecho a juzgar al sudanés Al-Bachir cuando le acusaron de genocidio.
En el escenario político interno, desde 2002 el ejército turco fue perdiendo
lentamente el espacio que disponía en las decisiones sobre el Gobierno Turco.
El año 2002 fue la primera vez en 15 años que se formó un Gobierno de partido
único. La elección de Erdogan como primer ministro ese año y su reelección en
2007 muestra el enorme apoyo que el AKP había ganado entre la población turca.
Esto fue seguido por la elección de Abdullah Gul como Presidente en 2007, y la
propia reelección este año de Erdogan vino a ratificar definitivamente que los
dos cargos más importantes del Estado Turco han sido ocupados por musulmanes
devotos.
Las relaciones entre Israel y Turquía siempre habian sido
cercanas pero la lógica de Erdogan y sus políticas poco a poco han comenzado a
desintegrarlas. Turquía es uno de los pocos países musulmanes que tienen relaciones
con Israel, pero las relaciones han sido tensas desde que el AKP fue elegido
para gobernar en 2002. La tensión fue evidente cuando el Primer Ministro Recep
Erdogan mantuvo un acalorado debate sobre Gaza en el foro económico mundial de
Davos con el Presidente de Israel, Shimon Péres en 2009 y la escalada no se
detuvo, más bien se ha agudizado en estos días.
Hay una lección importante para aprender del drama que se
desarrolla en la Turquía moderna, la única democracia en el Medio Oriente
islámico que fuera fundada por Mustafa Kemal Ataturk quien abolió el Califato
en 1924 y reemplazó las reglas islámicas con modernas leyes seculares
prohibiendo actividades políticas en las mezquitas es que desde el ascenso al
poder del PM Erdogan sus ideas han tenido éxito en retrotraer a Turquía a los
tiempos anteriores a Ataturk. En la actualidad, lo que los principales medios
de comunicación occidentales llaman "islamismo moderado" cuando se
refieren al partido que gobierna Turquía bajo la mirada y las dudas de los
herederos seculares de Ataturk, del ejército turco y de varias agrupaciones de
izquierda occidentales que proclaman su apoyo a Erdogan sosteniendo que no hay
nada de que preocuparse y que las ultimas elecciones demostraron que el pueblo
turco quería ser gobernado por "islamistas moderados" como el
Presidente Gull y el PM Erdogan dado que ellos no significan ninguna amenaza
para los millones de turcos seculares ni para Occidente o Israel.
Lo que se impone como interrogante es ¿Por qué tanto alboroto?
Después de todo, los "islamistas moderados" no son malos y han llegado
al poder mediante elecciones libres.
Pareciera que los izquierdistas europeos tienen razón. Por
otra parte, el “islamismo moderado” ya está entre nosotros, taxistas musulmanes
en Europa se han negado a transportar a personas no videntes acompañadas de su
lazarillo por ser considerado el perro un animal impuro dentro del Islam y en
Estados Unidos los presos, convictos de crímenes graves, han efectuado huelgas
de hambre en las cárceles reclamando se les provea solo comida Halal y
negándose a ingerir otros alimentos.
La realidad es que en
tal terminología radica un error de conceptualización y una gran falacia. Usar
el término "islamistas moderados" es una instancia clara de
indefinición y limbo. Ser “islamista moderado” es tan creíble como que una
mujer está ligeramente embarazada. No hay tal cosa como “Islamismo moderado” ni
la habrá jamás. Acuñar tal terminología es abrir la ventana a un movimiento que
comienza a instalarse suavemente en el imaginario de las sociedades
occidentales y árabes musulmanas, pero que al final del camino puede abrir la
puerta al yihadismo radical militante que, en su segunda fase, toma impulso y
se establece nada menos que para la imposición total de su dogma y voluntad.
Ser "islamista moderado" es sólo la cabeza del
camello adentrándose en el bazar y todos sabemos que el cuerpo finalmente sigue
a la cabeza del animal y si no se lo detiene a tiempo causara destrozos. El
plexo dogmático del Islamismo es un cuerpo que enferma las sociedades seculares
saludables y secuestra al verdadero Islam.
El pueblo turco, aunque minoritariamente, ha demostrado en
no pocas oportunidades no desear que el islamismo se apodere de su Gobierno,
esa minoría tiene experiencia para discernir entre laicismo e islamismo y han
conocido los horrores del islamismo radical del Irán khomeinista, son los que
cargan con el peso moral del negado Genocidio de los Armenios y los que se
encuentran legítimamente alarmados ante la eventualidad de que el islamismo
pueda ganar espacio y afianzarse en su Gobierno. Estas minorías seculares saben
muy bien que deben resistir la marcha atrás del país y deben hacer todo lo posible
para proteger su libertad. La pregunta es, si nosotros, en Occidente, Europa y
los Estados Unidos, disponemos de la misma voluntad de prevenir la evolución
del "islamismo moderado" antes de que este dogma evolucione hacia el
islamismo radical yihadista.
Mediante la promoción
del "Islamismo moderado" el modelo turco está socavando el Estado
laico fundado por Kamal Ataturk, el fundador del Estado turco moderno tras la
caída del Imperio Otomano luego de la I Guerra Mundial. Y es esa la razón por la
que muchos nacionalistas turcos seculares se oponen a los islamistas, porque tienen
muy claro que estos habrán de secuestrar al Islam y neutralizaran cualquier
sentimiento de libertad y democracia real en el largo plazo.
En otras palabras,
Occidente y los ciudadanos turcos seculares deben prestar mucha atención al
camino que ha decidido tomar el Primer Ministro Erdogan. Sus palabras develan
sus intenciones. En varias de sus declaraciones él se ha referido al término
"Islamismo moderado" a menudo utilizado por Occidente para describir
el AKP y dijo al respecto: “estas descripciones son muy feas; ofensivas y
resultan un insulto a nuestra religión; no hay ningún Islam moderado hay Islam
y nuestras ideas se basan en el islamismo militante. Islamismo es Islamismo y
eso es todo", aseveró Erdogan. Y tiene razón.
George Chaya es escritor, docente y analista político experto en Oriente Medio e Ibero América en asuntos relativos a las Relaciones Internacionales y la Seguridad y Prevención del Terrorismo, es autor de “La Yihad Global, el terrorismo del Siglo XXI” y varios libros de pensamiento. Website: http://www.georgechaya.info
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