Arabia Saudita, Kuwait y Bahréin condenaron acciones en Siria

El presidente sirio Bashar al-Assad prolongó el ataque de tanques sobre el corazón tribal suní del país, dijeron residentes, en una escalad...

El presidente sirio Bashar al-Assad prolongó el ataque de tanques sobre el corazón tribal suní del país, dijeron residentes, en una escalada de la represión contra los manifestantes que desató un inusitado rechazo de Arabia Saudita.

El rey Abdullah, un monarca absolutista, rompió el silencio de los países árabes tras la semana más sangrienta en casi cinco meses de revuelta en reclamo de más libertades políticas en Siria, pidiendo el fin al derramamiento de sangre y llamando a consultas a su embajador en Damasco.
Horas más tarde, Kuwait y Bahréin llamaron también a sus embajadores en Siria, una señal de protesta en términos diplomáticos.
La medida de los Estados del Golfo Pérsico, que hasta ahora observaron la revuelta en siria en silencio, pero con nerviosismo, profundiza el aislamiento internacional de Assad.
Las naciones occidentales han impuesto sanciones a los principales funcionarios de su Gobierno, mientras que países con relaciones cercanas como Rusia y Turquía han advertido a Assad que su tiempo se está agotando.
Fueron las críticas más fuertes del gigante petrolero a otro país árabe desde el estallido en enero de una ola de revueltas pro democracia en Oriente Medio que derrocó a los líderes autoritarios de Túnez y Egipto, encendió una guerra civil en Libia y conmocionó a las elites de la región.
“Lo que está pasando en Siria no es aceptable para Arabia Saudita”, dijo Abdullah en un comunicado escrito que fue leído en la cadena de televisión satelital Al Arabiya.
“Siria debería pensarlo bien antes de que sea demasiado tarde y emitir y poner en marcha reformas que no sean solo promesas sino reformas de hecho”, dijo. “O escoge la sabiduría por sí misma o se verá arrastrada a las profundidades de los disturbios y las pérdidas”, afirmó.
Tanques y tropas sirias irrumpieron en la ciudad suní de Deir al-Zor, en el este del país, en la última maniobra militar para aplastar los focos de protesta contra los 41 años de mandato de los Assad y el dominio de la minoría alauita.
“Vehículos armados están bombardeando el distrito de al-Hawiqa (...) Los hospitales privados están cerrados y la gente tiene miedo de mandar a sus heridos a instalaciones estatales porque están infestadas de policías secretos”, dijo a Reuters por teléfono un vecino llamado Mohammad.
Mohammad dijo que al menos 65 personas habían muerto desde que los tanques y otros vehículos blindados entraron el domingo en la capital provincial, unos 400 kilómetros al noreste de Damasco, aplastando las barricadas caseras y abriendo fuego.