Rusia podría congelar el proyecto del gasoducto South Stream en el mar Negro debido a la postura de Ankara y trazar en cambio una tercera l...
Rusia podría congelar el proyecto del gasoducto South Stream en el mar Negro debido a la postura de Ankara y trazar en cambio una tercera línea en el marco del proyecto Nord Stream, en el Báltico, señalan fuentes del Gobierno ruso citadas hoy por el diario Kommersant.
El gasoducto South Stream cuya capacidad anual se calcula en 63.000 millones de metros cúbicos debe transportar el gas ruso a través del mar Negro hacia Bulgaria, y de allí, a Serbia, Hungría, Eslovenia, Austria e Italia. También tendrá ramales hacia Croacia, Macedonia, Grecia y Turquía, los tres últimos, desde el territorio búlgaro. La empresa operadora del tramo marítimo está participada por Gazprom y el grupo italiano Eni, a los que se sumará en lo que queda del presente año la compañía francesa EdF.
El primer ministro ruso Vladímir Putin y su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan, acordaron en agosto de 2009 que el tramo submarino de South Stream pasaría a través de las aguas turcas, a cambio de lo cual Moscú ofreció a Ankara condiciones ventajosas para instalar la primera central nuclear en el territorio de Turquía y consintió la construcción del oleoducto Samsun-Ceyhan, beneficioso para Turquía, en detrimento del proyecto ruso Burgas-Alexandroupolis.
Los turcos debían haber autorizado la construcción de South Stream hacia el pasado 10 de diciembre pero siguen sin dar la luz verde. Ahora prometen conceder su visto bueno para el 1 de noviembre pero una fuente del Gabinete ruso declaró a Kommersant que “con gran dosis de probabilidad tampoco lo tendremos para esa fecha”.
Una fuente de la cancillería rusa atribuyó el retraso a dos factores. Primero, Moscú no se apresura a cumplir su parte del trato en lo concerniente al proyecto Samsun-Ceyhan. “Lo consentimos en un principio pero últimamente cuestionamos cada vez más su conveniencia económica. Resulta más barato transportar el crudo en petroleros a través del Bósforo y los Dardanelos”, dijo.
La segunda razón es un intenso juego político que Ankara desarrolla en torno al proyecto South Stream. “El proyecto no presenta ningún interés económico para los turcos que siguen sin usar siquiera el potencial del gasoducto Blue Stream y tampoco prestan gran importancia a los ingresos por el tránsito. Mucho más les importan las cuestiones geopolíticas y la oportunidad de convertirse en el mayor nudo gasista de Europa, de manera que podrían dilatar el regateo por mucho tiempo en busca de condiciones ventajosas”, explicó el interlocutor de Kommersant.
Fuentes del Gobierno consultadas por el periódico señalan que Moscú podría en esa situación congelar por un tiempo el proyecto de South Stream e incrementar las capacidades de exportación hacia Europa con la ayuda de Alemania, que es un socio fiable.
Si Gazprom renunciara a la construcción de South Stream o al menos disminuyera la capacidad de ese gasoducto de 15,5 mil millones de euros, sería una noticia positiva para sus inversores, porque los aspectos económicos del proyecto son cuando menos cuestionables, señaló Valeri Nésterov, analista de la inversora Troika Dialog. Su colega Mijaíl Korchemkin, de East European Gas Analysis, agregó que los bancos “podrían denegarle a Gazprom la financiación de un proyecto poco rentable”.
Ambos expertos coinciden en que una tercera línea de Nord Stream costaría al gigante gasista mucho menos, del orden de tres o cuatro mil millones de euros, además de que siempre habría posibilidad de reorientar el gas desde Alemania hacia el sur de Europa a través de las tuberías ya disponibles.
Aún así, los analistas dudan de que Gazprom desista de construir South Stream. Korchemkin recordó que el monopolio gasista ruso declaró la intención de implementar el proyecto “independientemente de la coyuntura de mercado”. Nésterov añadió que Gazprom tenderá al menos una línea de South Stream, pues de lo contrario cedería el terreno al proyecto rival, Nabucco.
Tanto expertos rusos como fuentes del Gobierno alemán cuestionan la necesidad de construir una tercera tubería en el marco de Nord Stream, opción que el presidente de Rusia Dmitri Medvédev y la canciller federal de Alemania Angela Merkel podrían debatir hoy en Hannover. Un diplomático de Berlín dijo a Kommersant que “el gas ruso es algo seguro pero muy caro”. “En vez de rodearnos de nuevas tuberías de Gazprom, quisiéramos construir ahora terminales para el gas natural licuado y fomentar la energía de fuentes renovables”, declaró.
mmmmmmmmmmmmm
COMMENTS