Fue el gran poeta romántico Lord Byron, quien dijo: "Ríete de todo, de las cosas grandes y pequeños, sano o enfermo, en el mar o en la ...
Fue el gran poeta romántico Lord Byron, quien dijo: "Ríete de todo, de las cosas grandes y pequeños, sano o enfermo, en el mar o en la tierra. Hay que reir. ¿Qué diablos importa más?"
Debes amar al buen señor. Si alguna vez viajas a Venecia, toma un barco a la isla de San Lázaro y visita ahí el Monasterio Mekhitarista. Justo en la entrada hay un busto de Lord Byron. Y si lo miras suficientemente cerca, verás que sonríe.
Tal vez, algo que los buenos padres católicos le dijeron, hizo que le causara riza. En cualquier caso, él estaba en el camino correcto ya en aquel entonces, en 1800.
Sin duda, el humor es una buena medicina. Alivia nuestras frustraciones y nos pone en un buen estado de ánimo. Es bueno entenderlo, es mejor disfrutarlo y aún más, es entenderlo y disfrutarlo.
Como armenios, a veces tendemos a tomar las cosas demasiado en serio. Nuestra paciencia se gasta entre buscar el reconocimientos del genocidio y las tácticas para recaudar fondos, bloqueando nuestra mente el crisol de la sociedad y la apatía en conjunto.
Bueno, lector, ponga una sonrisa en su cara. Le garantizo que dejará semejante tormento en reposo. Estamos orgullosos de nuestra historia. Y también con nuestro sentido de humor. En mi opinión, este es el verdadero lenguaje universal y es de esperar que algunas de mis columnas lo hayan reflejado a lo largo de los años.
"Había una joven de Armenia ... cuya nariz era muy muy respingada. Siguió a su nariz ... y un día ... supongo que nadie sabe en qué dirección terminó".
Esta rima fue aprobada por Ara Ishkanian, que compuso y que recogo como broma.
Yo vengo de un verdadero hogar a la antigua armenia. Usted no esperaría nada menos, con dos supervivientes del genocidio como padres y una abuela de la vieja escuela de pensamiento. La palabra de mi padre era ley. Recuerdo cuando yo era un niño que mi madre me dijo: "Hijo, siempre dí la verdad y hoy no te castigaré". Yo dije la verdad y entonces mi padre me llevó a sus rodillas y fue él quien me castigo.
"Cásate con una armenia", era el mandato de mi madre. "No hay matrimonios mixtos en esta familia. ¿O no quieres respetar tu herencia?. Tus antepasados lucharon y murieron por ella".
Tenía que ser la chica de los sueños de mi madre, una cuyos padres vinieran de Dikranagert y asistieran a una Iglesia Católica Armenia al igual que ella lo hizo. Al poco tiempo, encontró a una mujer que se ajustara a esas cualidades; caminaba como mi madre, se parecía a mi madre, incluso hablaba como ella. La llevaron a mi casa para la gran prueba y no funcionó. Mi padre se opuso.
Si se quiere medir cómo los tiempos habían cambiado para estos inmigrantes, mi madre es un buen ejemplo. Era una chica joven de Armenia que vivía en América, los cosméticos estaban fuera de toda cuestión. Para ella, era descortés ser vista en público con algo por el estilo.
Pero todo eso cambió cuando llegó a la edad de los 70 años. Su gabinete se llenó de pastas y de maquillajes, dando la impresión de que era una adolescente mayor.
Odiaba que gastaran dinero en ella y se quejaba de los restaurantes y de no cocinar en casa. Se trastornaba con los precios, se impresionaba con la comida y se agotaba por los trayectos. Insistí y al final, ella terminó presumiendo de ello con sus amigas durante varios días.
No fue fácil para estos inmigrantes tener que aprender Inglés y todo eso. Cuando mi primo Krikor fue al examen para conseguir la ciudadanía americana, le preguntaron cuándo había nacido. Como estaba muy nervioso respondió: "1490" en lugar de "1940", dibujandole así una sonrisa al funcionario. Tuvo la réplica perfecta: "Si usted esperaba dos años más para nacer, podría haber llegado a América con Colón."
Cuando mi tío Zaven vino de Armenia, mis padres le dijeron: "Haz de cuenta que estás en tu casa". Y eso hizo. Nunca se fué y tomó la casa como si fuera propia. Finalmente, consiguió un trabajo en el paseo marítimo con sus pocos conocimientos de Inglés.
Esto presentó uno que otro problema de comunicación con sus compañeros de trabajo. Se negó a comer en el comedor hasta que mi abuela le enseñó a decir: "Tarta de manzana y café."
Obtuvo lo mismo todos los días durante tres semanas, pero no pudo evitar que cambiaran el menú, así que luego vinieron las palabras "sándwich de queso."
Cuando realizó su primer pedido, le dijo a una camarera "Hola, sándwich de queso".
"¿Blanco o de centeno, tostado o seco, mostaza o mayonesa?", disparó ella. A lo que Krikor lo llevó a quedar paralizado por la vergüenza. Pero luego tuvo el valor suficiente y respondió, "Tarta de manzana y café."
Así que siguan sonriendo, amigos. Rían un poco más de sus propios problemas y un poco menos de sus vecinos. Se sentirán muy bien.
Via Reporter
Debes amar al buen señor. Si alguna vez viajas a Venecia, toma un barco a la isla de San Lázaro y visita ahí el Monasterio Mekhitarista. Justo en la entrada hay un busto de Lord Byron. Y si lo miras suficientemente cerca, verás que sonríe.
Tal vez, algo que los buenos padres católicos le dijeron, hizo que le causara riza. En cualquier caso, él estaba en el camino correcto ya en aquel entonces, en 1800.
Sin duda, el humor es una buena medicina. Alivia nuestras frustraciones y nos pone en un buen estado de ánimo. Es bueno entenderlo, es mejor disfrutarlo y aún más, es entenderlo y disfrutarlo.
Como armenios, a veces tendemos a tomar las cosas demasiado en serio. Nuestra paciencia se gasta entre buscar el reconocimientos del genocidio y las tácticas para recaudar fondos, bloqueando nuestra mente el crisol de la sociedad y la apatía en conjunto.
Bueno, lector, ponga una sonrisa en su cara. Le garantizo que dejará semejante tormento en reposo. Estamos orgullosos de nuestra historia. Y también con nuestro sentido de humor. En mi opinión, este es el verdadero lenguaje universal y es de esperar que algunas de mis columnas lo hayan reflejado a lo largo de los años.
"Había una joven de Armenia ... cuya nariz era muy muy respingada. Siguió a su nariz ... y un día ... supongo que nadie sabe en qué dirección terminó".
Esta rima fue aprobada por Ara Ishkanian, que compuso y que recogo como broma.
Yo vengo de un verdadero hogar a la antigua armenia. Usted no esperaría nada menos, con dos supervivientes del genocidio como padres y una abuela de la vieja escuela de pensamiento. La palabra de mi padre era ley. Recuerdo cuando yo era un niño que mi madre me dijo: "Hijo, siempre dí la verdad y hoy no te castigaré". Yo dije la verdad y entonces mi padre me llevó a sus rodillas y fue él quien me castigo.
"Cásate con una armenia", era el mandato de mi madre. "No hay matrimonios mixtos en esta familia. ¿O no quieres respetar tu herencia?. Tus antepasados lucharon y murieron por ella".
Tenía que ser la chica de los sueños de mi madre, una cuyos padres vinieran de Dikranagert y asistieran a una Iglesia Católica Armenia al igual que ella lo hizo. Al poco tiempo, encontró a una mujer que se ajustara a esas cualidades; caminaba como mi madre, se parecía a mi madre, incluso hablaba como ella. La llevaron a mi casa para la gran prueba y no funcionó. Mi padre se opuso.
Si se quiere medir cómo los tiempos habían cambiado para estos inmigrantes, mi madre es un buen ejemplo. Era una chica joven de Armenia que vivía en América, los cosméticos estaban fuera de toda cuestión. Para ella, era descortés ser vista en público con algo por el estilo.
Pero todo eso cambió cuando llegó a la edad de los 70 años. Su gabinete se llenó de pastas y de maquillajes, dando la impresión de que era una adolescente mayor.
Odiaba que gastaran dinero en ella y se quejaba de los restaurantes y de no cocinar en casa. Se trastornaba con los precios, se impresionaba con la comida y se agotaba por los trayectos. Insistí y al final, ella terminó presumiendo de ello con sus amigas durante varios días.
No fue fácil para estos inmigrantes tener que aprender Inglés y todo eso. Cuando mi primo Krikor fue al examen para conseguir la ciudadanía americana, le preguntaron cuándo había nacido. Como estaba muy nervioso respondió: "1490" en lugar de "1940", dibujandole así una sonrisa al funcionario. Tuvo la réplica perfecta: "Si usted esperaba dos años más para nacer, podría haber llegado a América con Colón."
Cuando mi tío Zaven vino de Armenia, mis padres le dijeron: "Haz de cuenta que estás en tu casa". Y eso hizo. Nunca se fué y tomó la casa como si fuera propia. Finalmente, consiguió un trabajo en el paseo marítimo con sus pocos conocimientos de Inglés.
Esto presentó uno que otro problema de comunicación con sus compañeros de trabajo. Se negó a comer en el comedor hasta que mi abuela le enseñó a decir: "Tarta de manzana y café."
Obtuvo lo mismo todos los días durante tres semanas, pero no pudo evitar que cambiaran el menú, así que luego vinieron las palabras "sándwich de queso."
Cuando realizó su primer pedido, le dijo a una camarera "Hola, sándwich de queso".
"¿Blanco o de centeno, tostado o seco, mostaza o mayonesa?", disparó ella. A lo que Krikor lo llevó a quedar paralizado por la vergüenza. Pero luego tuvo el valor suficiente y respondió, "Tarta de manzana y café."
Así que siguan sonriendo, amigos. Rían un poco más de sus propios problemas y un poco menos de sus vecinos. Se sentirán muy bien.
Via Reporter
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