Al menos 70 personas murieron este viernes en Siria debido a la represión de las protestas en contra del régimen del presidente Bashar al As...
Al menos 70 personas murieron este viernes en Siria debido a la represión de las protestas en contra del régimen del presidente Bashar al Assad, en las que participaron más de 100.000 personas en todo el país, informaron activistas de organizaciones de defensa de los derechos humanos.
Según las cifras de Amnistía Internacional, este viernes fue el día más sangriento desde que estallaron las protestas hace cinco semanas. Y precisamente en el día más sangriento, las calles del país se vieron colmadas de una cantidad nunca vista de ciudadanos.
En la ciudad de Asraa, en el sur del país, murieron 18 manifestantes por el fuego abierto por francotiradores apostados en los techos de la ciudad. Otras 16 muertes se registraron en la ciudad de Homs y siete personas murieron en las protestas en la capital del país, Damasco.
El resto de las víctimas fueron registradas en otras ciudades. Las organizaciones de derechos humanos aseguraron que las cifras habían sido confirmadas por fuentes hospitalarias.
La represión hizo que quedara en el olvido la medida tomada este jueves por el presidente, la anulación del estado de emergencia vigente desde 1963. Lo mismo sucedió con otros pasos de reforma dados recientemente, como la abolición del Tribunal de Seguridad de Estado y la anulación de la prohibición a las protestas siempre y cuando estén aprobadas por el Ministerio del Interior. La manifestación de este viernes no contaba con una autorización previa.
Además de las víctimas fatales, la represión dejó a numerosos manifestantes heridos. Los activistas contaron 100 heridos en Homs mientras obtenían informaciones de otras localidades en las que había más personas afectadas.
A juzgar por los testimonios de la población, en todos aquellos lugares en los que se registraron muertos, el operativo fue el mismo: "Había francotiradores apostados en los edificios", relató un activista. Los disparos fueron producidos no por fuerzas policiales en uniforme, sino por francotiradores de civil que disparaban desde los techos arbitrariamente a la multitud para generar pánico y temor.
Una testigo contó a la emisora BBC que en la ciudad de Homs había tantos heridos que los médicos improvisaron lugares para atender en las calles de la ciudad.
Los medios del régimen se refirieron a los francotiradores como hombres "armados no identificados" y dijeron que muchos de ellos fueron detenidos por las fuerzas de seguridad, según la agencia oficial Sana.
A su vez, el diputado del Parlamento sirio Jaled Aboud dijo a Al Yazira que las informaciones difundidas forman parte de "una conspiración contra Siria" y que "en torno a un 90 por ciento de los sirios" no cree las informaciones de ese canal de noticias radicado en Qatar.
Sin embargo, los activistas están convencidos de que se trató de un operativo diagramado por personal de inteligencia.
Según afirman, en un país como Siria, en el que impera la fuerza policial y del servicio secreto, es impensable que una cantidad semejante de personas armadas se distribuya en los techos de los principales centros urbanos y actúe con tanta coordinación en un día en el que miles y miles de personas salieron a las calles en diversas ciudades tras el rezo de mediodía para exigir democracia y un cambio de régimen.
Muchos manifestantes exigían además la liberación de los prisioneros políticos que hasta el momento no se han visto beneficiados por las reformas del presidente.
En Damasco, las fuerzas de seguridad hicieron uso de gas lacrimógeno para dispersar las manifestaciones que querían avanzar desde los suburbios hasta el centro de la ciudad, indicó un testigo.
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