Los presidentes de Armenia y Azerbaiyán, Serzh Sargsyan e Ilham Aliev, acordaron un canje inmediato de prisioneros de guerra, “arreglar toda...
Los presidentes de Armenia y Azerbaiyán, Serzh Sargsyan e Ilham Aliev, acordaron un canje inmediato de prisioneros de guerra, “arreglar todas las disputas por medios pacíficos” e “investigar todas las violaciones del alto al fuego en la zona del conflicto” en Alto Karabaj.
Estos acuerdos fueron alcanzados durante una reunión tripartita de los líderes de Armenia, Azerbaiyán y Rusia dedicada al arreglo del contencioso armenio-azerbaiyano celebrado el pasado 5 de marzo, en la ciudad rusa de Sochi.
El conflicto de Alto Karabaj se remonta a 1988, cuando ese enclave poblado en su mayoría por armenios proclamó su independencia con miras a escindirse de Azerbaiyán y unirse con Armenia.
Durante más de 20 años, se sostienen negociaciones en varios formatos sobre el arreglo de este conflicto. Los encuentro tripartitos entre Armenia y Azerbaiyán con la participación de Rusia ya se celebran de manera regular.
En la antesala de cumbre, entre los observadores predominó el pesimismo.
Todos recordaron las fuertes declaraciones del presidente azerbaiyano y las de su homólogo armenio durante la cumbre de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa celebrada en Astaná, capital de Kazajstán, a finales de 2010 en la que muchos expertos hablaron sobre el fracaso del proceso negociador.
La reunión tripartita en Sochi estuvo acompañada por un aumento de la actividad de los diplomáticos y medios noticiosos con respecto al conflicto de Alto Karabaj.
En febrero pasado, el subsecretario de Estado de EEUU, James Steinberg, visitó los países del Cáucaso del Sur.
Este mes de marzo, se celebrará la nueva ronda de negociaciones entre Rusia y Turquía en el marco de las cuales las partes deben abordar problemas de la seguridad regional que centran la atención de Ankara.
El grupo internacional para solucionar la crisis de Alto Karabaj publicó un informe que disgustó a la parte armenia, y asimismo propuso excluir a Francia de los copresidentes del Grupo de Minsk de la Organización de Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) y sustituirla por una presidencia abstracta de la Unión Europea. Esta propuesta se discute actualmente a nivel de expertos.
La importancia geopolítica de Alto Karabaj creció notablemente tras el reconocimiento de Abjasia y Osetia del Sur.
El papel del principal mediador en los intentos de arreglar el conflicto de Alto Karabaj sigue desempeñando Rusia. La estadística de celebración de cumbres tripartitas lo pone en evidencia. En Sochi tuvo lugar la octava reunión de los presidentes de Armenia, Azerbaiyán y Rusia.
Así las cosas, varios observadores internacionales afirman que en caso de que los esfuerzos de mediadores fracasen, Moscú debe asumir toda la responsabilidad por esto.
Está claro que Moscú no puede negarse a desempeñar el papel del principal mediador por factores de la política interna de Rusia, entre otras cosas, relacionados con la residencia en el territorio ruso de los múltiples oriundos de Azerbaiyán y Armenia incluido Alto Karabaj.
Pero la tesis que “Moscú tiene llaves de Alto Karabaj”, dudosa aún en los 90, debe adaptarse a las nuevas realidades. El secretario de Estado adjunto para Europa y Eurasia, Philip Gordon, desmintió los rumores de que Rusia había tomado el proceso bajo su control.
Gordon declaró que, según EEUU, los rusos actuan de manera transparente e informan a Washington y Paris sobre sus pasos. Los copresidentes del Grupo de Minsk de la OSCE, EEUU, Francia y Rusia, tienen el objetivo común de garantizar la seguridad de Europa en general, añadió Gordon.
Hoy en día, esta seguridad está amenazada por los desórdenes masivos que azotan últimamente el Oriente Próximo.
Hoy en día, esta seguridad está amenazada por los desórdenes masivos que azotan últimamente el Oriente Próximo.
Existen también factores que pueden contribuir a la propagación de estos acontecimientos por el espacio postsoviético, en particular, por el Cáucaso del Sur y Asia Central.
Tanto Rusia como EEUU podrían estar interesados en reducir al mínimo la posibilidad de un conflicto en el marco de los procesos de transformación en el continente euroasiático. Pero parece que Washington protagoniza un juego más sutil.
Por ejemplo, el ex ministro armenio de Exteriores, Vardán Oskanián, anunció que la actual situación en Armenia recuerda a la que había en los países árabes antes de los disturbios masivos.
La oposición armenia, descontenta con el agravamiento de la situación económica y social, convoca manifestaciones de protesta. Al mismo tiempo, los activistas jóvenes azerbaiyanos están formando grupos de acción en la red social Facebook.
Las nuevas tecnologías de comunicación que aparecieron y están desarollándose con una participación activa de EEUU, empezaron a extenderse hacia el Cáucaso del Sur. Los acontecimientos que surgen en un país se propagan rápidamente por el otro. En este sentido, Armenia y sus vecinos se han convertido en la parte inalienable del llamado “Gran Oriente Próximo”.
Al dar a Rusia la posibilidad controlable de actuar como principal mediadora y garante del arreglo del conflicto de Alto Karabaj, Washington concentró sus esfuerzos en el trabajo con las autoridades y los representantes de la sociedad civil de Armenia y Azerbaiyán.
“Varios líderes europeos creen que gracias a la seguridad, estabilidad y recursos energéticos podrán mantenerse en el poder a lo largo de varias décadas. Deben tomar en consideración los acontecimientos que ocurrieron en Túnez, Egipto, Libia y otros países. La estabilidad interna impuesta con el uso de la violencia intensifica aún más la agresión y ánimos antigubernamentales”, escribió el semanario estadounidense Newsweek, estableciendo analogías entre El Cairo y Bakú.
Además, es probable una escalada del conflicto de Alto Karabaj. Recordemos que hace tres años, durante la crisis política en Ereván, un grave incidente sucedió en la zona del conflicto. Hoy por hoy, varios expertos ocidentales, incluido el grupo internacional para solucionar la crisis de Alto Karabaj, hacen alusiones delicadas a la posibilidad de medidas preventivaas por parte de Ereván, en respuesta al aumento del presupuesto militar azerbaiyano.
La responsabilidad de que se desate un conflicto bélico en el futuro recae sobre Armenia. Es posible que esto se haga para ofrecer a Ereván algo a lo que no podrá negarse en caso de las circunstancias de fuerza mayor.
Imaginemos, por ejemplo, que Armenia dé su visto bueno al despliegue de las bases militares de la OTAN en su teritorio que sustituirán a las bases rusas desplegadas allí actualmente. Hace poco, un célebre politólogo estadounidense, experto en temas rusos y eurasiático, Ariel Cohen dijo que no se puede descartar esta posibilidad.
Según Ilham Aliev, Bakú compra aviones de combate, helicópteros, vehículos blindados, sistemas de artillería, sistemas de defensa antimisil y otros armamentos modernos. Además, Azerbaiyán inició la fabricación propia de aviones no tripulados.
Por su lado, el ministro de Defensa de Armenia, Seirán Oganyan, anunció que el año pasado fue sin precedentes en el ámbito de dotación al Ejército armenio con el armamento y material bélico. Ereván, tras una larga pausa, confirmó que dispone de propios sistemas de defensa antiaérea S-300 y varios otros sistemas de armamento moderno.
Es poco probable que las autoriades armenias, teniendo en cuenta todos los problemas en la política interior y exterior del país, no entiendan las posibles consecuencias de su derrota en un conflicto armado. Ereván nunca capitulará unilateralmente, prefiriendo emprender todo lo posible para mantener el status quo.
El portavoz de la OTAN James Appathurai, anunció durante su visita en Bakú que la nueva concepción estratégica de la Alianza Atlántica prevé, entre otras cosas, la solución del problema de aumento global del número de conflictos.
Pero en caso de que el conflicto de Alto Karabaj pase a la fase activa, ni la OTAN, ni la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), ni la ONU, ni la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) no podrán tomar medidas eficaces, como, por ejemplo, un despliegue rápido de contingentes de paz internacionales en la zona del conflicto.
Así las cosas, si las partes en conflicto libran operaciones de combate, esto puede conllevar al colapso o, al menos, a la crisis del sistema estatal tanto en Armenia como en Azerbaiyán. Tan sólo podría ayudar una posible injerencia de los países que tienen la frontera común con los dos países del Cáucaso del Sur.
Es necesario tener en cuenta que una provocación aún de pequeñas proporciones puede tener muy graves consecuencias.
Por eso la decisión de retirar a los francotiradores de la la llamada "línea de contacto" en la república de Alto Karabaj sería un paso muy importante que confirmara la seriedad de las intenciones de las partes.
Además, podríamos calificar como positivo el resultado de la reunión tripartita en Sochi si esta contribuyera a atenuar la creciente tensión en la zona del conflicto.
*Andrei Areshev es colaborador del Centro de Estudios de Asia Central y Cáucaso del Instituto de Orientalismo de la Academia de Ciencias rusa.
*Andrei Areshev es colaborador del Centro de Estudios de Asia Central y Cáucaso del Instituto de Orientalismo de la Academia de Ciencias rusa.
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